Los estudiantes volvieron ayer a la biblioteca tras el polémico cierre navideño y se encontraron con un elemento más en contra de sus intereses académicos: "La verdad es que cuando entrabas sí te daba la sensación de que había un cambio de temperatura, pero cuando llevabas más de media hora sentada notabas el frío que hacía y tenías que abrigarte con todas las prendas que tuvieras a mano: gorro, abrigo, guantes... El edificio estaba congelado", explica una alumna de Magisterio que sufrió estas condiciones adversas durante prácticamente todo el día.
La biblioteca fue alcanzando una temperatura más acorde con lo que se presupone que ha de ser habitual y, a medida que fue avanzando la tarde, las estampas que mostraban a estudiantes completamente embutidos en sus ropas de abrigo fueron desapareciendo. Aún así, el descontento de los usuarios es patente: "Me encuentro muy indignada", asegura una alumna de la Politécnica. "El servicio deja muchísimo que desear. Tanto que hay gente que ha preferido marcharse a casa o directamente no venir", zanja.