La Universidad de Salamanca ha presentado el informe con los resultados del Servicio de Atención Psicológica que profesores de la Facultad de Psicología del Estudio salmantino han ofrecido durante la pandemia de COVID-19 de manera gratuita.
Al mismo ha acudido el rector de la Universidad, Ricardo Rivero, quien ha mostrado su agradecimiento a todos los profesores por su “excelente labor” durante estos meses de crisis, en los que han atendido a casi 600 personas que necesitaban “cuidado, comunicación y consideración”.
Este trabajo, desarrollado por los profesionales de uno de los “centros emblemáticos” de la USAL, como reconocía el rector, ha demostrado “una vocación social y una orientación altruista” en pos de la salud psicológica, tan importante como el resto de salud. Unas palabras que también ha suscrito la vicerrectora de Ciencias de la Salud, Gestión de la Calidad y Política Académica, Purificación Galindo, que igualmente estuvo presente.
Todo el agradecimiento lo recogió decano de la Facultad de Psicología, Emilio Sánchez Miguel, quien explicó que el servicio para los profesores fue totalmente voluntario. Es decir, la Facultad se puso en contacto con ellos y los que quisieron, que fueron 12, se ofrecieron para ser partícipes del proyecto.
Pero no fueron los únicos. También alumnos de posgrado y profesionales vinculados a la Universidad -que enseñan en másteres en la Facultad- y con larga experiencia, que ofrecieron una “labor de supervisión”, fueron parte de este Servicio de Atención Psicológica. En total, unas 40 personas desarrollaron esta gran labor durante estos más de dos meses y medio.
La atención comenzó a problemas específicos de la pandemia para dejar paso a problemas generales de salud mental
El decano recordó que esta labor no es nueva para los profesionales de la Facultad de Psicología, ya que tiene un centro sanitario “que lleva atiende a la población, sobre todo a la comunidad universitaria”, una unidad que atiende alumnos con dificultades de aprendizaje y, además, algún máster ofrece una labor clínica sistemática desde hace años, dentro de sus competencias.
Toda esa experiencia ha permitido ayudar a resolver los problemas que los profesores iban encontrándose a la hora de atender las llamadas. Problemas de dos tipos: primero, específicos relacionados con la pandemia; y, posteriormente, estos fueron dejando paso a algunos más generales y de salud mental.
Los problemas específicos, que “sólo han ocurrido porque ha habido una pandemia”, eran los referidos tanto al miedo a la enfermedad -especialmente por el miedo a que algún familiar que era persona de riesgo enfermase, aunque también miedo al contagio- o a la soledad, que se sentían desbordados por la situación del COVID o miedo al futuro; por su parte, los más generales eran trastornos mentales más habituales y que debía el sistema sanitario “y no una unidad creada para esta situación coyuntural”.
Atenciones de entre 20 minutos y una hora: “Son llamadas muy largas”
Si bien Emilio Sánchez explicaba que principalmente se ha atendido a mujeres de edad avanzada -era el perfil que más llamaba-, la profesora Ana Ullán ha sido la encargada de presentar tanto los primeros resultados como el proceso de cómo se formó el Servicio de Atención Psicológica.
La propuesta del Decanato llegó el 17 de marzo, apenas tres días después de que se decretase el estado de alarma. Y, en poco más de 10 días, se comenzó a ofrecer el servicio, si bien entre medias hubo varias proposiciones y consideraciones que fueron definiendo la atención. En total, desde el 28 de marzo y hasta el 1 de junio, momento en el que finalizó el servicio, se atendieron 570 llamadas.
Curiosamente, la profesora Ullán señaló que el día que menos llamadas se registraron fue el 3 de mayo, primer día que se permitió salir a la calle a pasear y hacer ejercicio, mientras que el día que más llamadas se tuvieron fue en los días previos a Semana Santa. Igualmente, la mayoría de llamadas entraban en horario laboral, ya fuera entre las 11:30 y las 13:30 horas o entre las 17:30 y las 19:30 horas. Y los fines de semana se llamaba menos que a diario, siendo los martes y los miércoles los días de mayor atención.
Por su parte, las llamadas duraban entre 20 minutos y una hora, siendo así atenciones “muy largas”. En total, los voluntarios estuvieron cerca de 600 horas pendientes del teléfono y 165 horas atendiendo personalmente las llamadas de los usuarios.
Estos fueron algunas de los resultados preliminares que están contenidos en el informe y que la profesora Ullán ha resumido a los allí presentes, que cumplieron en todo momento con la distancia de seguridad y las medidas de higiene obligatorias y recomendadas.
Todo ello ha sido presentado en un informe que, desde la Facultad de Psicología, esperan que sea publicado en una “buena revista” que refleje todo lo que se ha hecho, tal y como reconocía el decano.