La irrupción del Papa Francisco desde que llegara a la Santa Sede no ha dejado indiferente a nadie. Sus métodos, tremendamente aperturistas, han dolido en algunos sectores de la Iglesia; mientras que otros sectores celebran esa forma de ser popular y acercarse al pueblo en cada una de sus apariciones públicas.
Sobre la figura del Papa Francisco también hablaba el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Ricardo Blázquez, antes de ofrecer una conferencia a los zamoranos en el Seminario San Atilano. En este sentido, Blázquez apuntaba: “Yo me siento muy a gusto teniendo al Papa Francisco como principal estandarte de la Iglesia. Me siento identificado con todo lo que dice y con todos los gestos que va emitiendo. Porque el Papa habla mucho con gestos y solo hay que saber verlos para darte cuenta de todo”.
Además, Blázquez va más allá e ilustra ese buen comportamiento del actual Papa con dos acciones puntuales que recuerda: “Siempre recordará como un miércoles, antes de la audiencia y mientras recorría las calles del Vaticano con el papa móvil, se detuvo a saludar a un hombre que tenía una enfermedad en la piel y tenía el rostro desfigurado. Bajó y abrazó al hombre. En ese momento me recordó a San Francisco cuando se rodeaba de leprosos. Además, también hace poco, resultó emotivo verle llorar cuando compartía confidencias con una joven niña de Filipinas”.
Pero no solo resultan importantes las acciones que desarrolla, sino que también es vital la forma de ejecutarlas. Y en este caso, su comportamiento también es del agrado de Monseñor Blázquez: “No solo todo lo que hace es cercano a la gente, sino que la forma de decirlo también lo es. Su manera de hablar, con gracia y con chispa, le hacen una personas más accesible y cercana a los ciudadanos”.