Curar la hepatitis C se ha convertido en una posibilidad real después de años de investigación y de lucha por mejorar los tratamientos y hacerlos accesibles a todos los enfermos.
Hasta 2014, los fármacos curaban en índices bajos y con efectos secundarios dolorosos. Entonces, una empresa farmacéutica sacaba un medicamento que aumentaba las posibilidades de curación y reducía los efectos secundarios a dolores de cabeza y náuseas. El problema, que el tratamiento costaba 80.000 euros, lo que hacía que algunas asociaciones iniciaran movilizaciones para reclamar la bajada del precio y que todos los afectados pudieran recibirlo.
“Se restringió a gente que estaba muy enferma y pedimos a los políticos que no hincaran la rodilla ante las compañías farmacéuticas, que buscaban ganar grandes cantidades de dinero en España, ya que el tratamiento costaba solamente 300 euros en Egipto, India o Marruecos. Además, dejar de lado esta pelea significaba olvidarse de otros enfermos, pues los de hepatitis C éramos el punto inicial para investigar la curación de otras enfermedades, como el cáncer de páncreas. Si percibían que no luchábamos por bajar el precio, harían lo mismo con los siguientes tratamientos que sacaran para otros. Era un tema de salud pública universal”, indica Esther Mate, presidenta de la Plataforma de Afectados por Hepatitis C de la ciudad vecina de Salamanca.
Las reivindicaciones conseguían su propósito y, actualmente, el coste de este tratamiento ronda los 6.000 euros en España. “Ahora hay muchos tratamientos, ya que la competencia entre las farmacéuticas ha generado nuevos productos más asumibles económicamente por casi todo el mundo”, explica Mate.
La asociación que preside se creaba en 2015 y, aunque suele atender a unas 50 personas, espera aumentar su servicio a más gente si se aprueba la realización de cribados en todo el país.