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El 'Pórtico', tarjeta de presentación de la Zamora cultural, también en tiempo de crisis económica

El 'Pórtico', tarjeta de presentación de la Zamora cultural, también en tiempo de crisis económica

El inicio de la crisis económica también afectó, como no podía ser de otro modo, a la organización de la importante cita con la música medieval, renacentista y barroca, entre otros motivos, porque buena parte de los conciertos debe quedar cerrada con considerable antelación. De hecho, ha habido actuaciones de figuras de primera línea mundial cuya presencia en Zamora empezó a gestarse con dos y hasta tres años de antelación, ya que resultaba imposible improvisarlas con menos margen.

En los primeros años, cuando el dinero fluía sin problemas desde distintos frentes, el Festival se consolidó con rapidez y el nombre de Zamora empezó a sonar con fuerza en los mentideros musicales nacionales y europeos. Con el tiempo, no fueron pocos los artistas que se interesaron en participar en él cuando, no mucho antes, ni siquiera sabían situar a la capital zamorana en un mapa.

La presencia mediática y el apoyo de los críticos más recalcitrantes fue definitiva para el despegue del ‘Pórtico’, como se conoce familiarmente al Festival, que ya ha sido portada en tres ocasiones de la revista ‘Goldberg’, algo similar a que un restaurante reciba una estrella Michelin.

Las dificultades llegaron en la octava y la novena edición, cuando se notó la tirantez a la hora de recabar los fondos, especialmente en ciertos ámbitos institucionales, y, sobre todo, en la décima, una cifra redonda para el aniversario que llegó a peligrar por la escasez de financiación.

El propio director y creador del Festival, Alberto Martín, reconoció entonces que veía “dificilísimo” sacar adelante la undécima edición pero, al final, se celebró, y con éxito, aunque con el formato de reducir el número de conciertos y condensarlos en un solo fin de semana, algo que no ha restado un ápice de interés al Festival, que deja con más ganas de música al público. “Lo importante era no reducir absolutamente nada la calidad. No importa que el Festival tenga coyunturalmente algún concierto menos pero lo que no podíamos consentir en ningún caso es estropear el trabajo realizado durante todos estos años y bajar el nivel”, indicó entonces el director. “El Festival de ha convertido con los años en toda una tarjeta de presentación de Zamora”, añadió.

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