CEOE Castilla y León advirtió de que los fondos europeos deben destinarse a proyectos de inversión “liderados por el sector privado” y defendió que tienen que llegar acompañados de marco adecuado de “incentivos fiscales” que permitan participar a los diferentes tipos de empresas en su ejecución.
La patronal analiza para Ical, sus expectativas para el nuevo año, y constata que esas partidas deben elevar el crecimiento y la competitividad sobre una perspectiva “estratégica” y una “vocación transformadora” de la estructura productiva de la Comunidad a largo plazo.
La organización apuesta para el 2021 que comienza por destinar parte de los fondos europeos a alcanzar una auténtica modernización de los polígonos industriales de Castilla y León y anima también a explorar los proyectos estratégicos con los que cuenta la Comunidad, para atraer inversión innovadora.
Los empresarios entienden también que es “fundamental” que estos fondos ponderen de forma adecuada el reto demográfico junto a la descarbonización, la lucha contra el cambio climático, y la urgentes y necesarias transformaciones: verde y digital.
CEOE Castilla y León pone sobre la mesa la necesidad de que todas las administraciones respondan a los retos actuales de las empresas en la misma línea que los socios europeos y adopten ya “un plan perfectamente definido, con medidas valientes capaces de dar respuesta a esta impensable y cruel realidad”.
Entre las demandas de la patronal destaca una reducción de la tributación para “generar riqueza y crear empleo” e insiste en que se acabe con el Impuesto de Sucesiones y Donaciones, y el Impuesto sobre el Patrimonio. Además, considera “más necesaria que nunca” la armonización fiscal a la baja, para “evitar que se agudice la deslocalización de empresas de Castilla y León por el alto nivel de la presión fiscal, empujando a los empresarios a invertir en otras comunidades con menor carga tributaria”.
Lenta recuperación
CEOE constató que existe consenso en que no se recuperará el nivel del PIB de 2019 como pronto hasta 2022 y eso en un escenario de no rebrote, por lo que “a todos los efectos se anticipa una recuperación, en la que el periodo de reactivación será lento, muy diferente a nivel sectorial y caracterizado por una notable contracción de la demanda”.
“El COVID-19 nos ha diseñado, por tanto, un nuevo entorno desolador, totalmente desconocido, lleno de incertidumbre, pero es el escenario en el que estamos viviendo y en el que tenemos que ejercer la actividad empresarial, teniendo como prioritario la preservación de la salud de las personas, aunque es necesario que de forma paralela sigamos trabajando en el diseño e impulso de nuevas medidas capaces de reactivar la economía y el empleo”, resume.
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