Las disfunciones binoculares no estrábicas en niños son anomalías visuales que pueden ser encontradas de forma habitual en la práctica clínica por el óptico-optometrista. La atención optométrica de un niño con este tipo de desórdenes visuales se basa en la interpretación y el análisis de los resultados de las diferentes pruebas que pueden ser realizadas en un examen rutinario en un establecimiento sanitario de óptica.
Durante la sesión, se hablará de cómo este tipo de disfunciones afecta a la visión de los niños y la importancia de conocer la prevalencia de estos problemas y se revisarán, conforme a la evidencia científica, cuáles son las opciones de tratamiento más adecuadas para las diferentes disfunciones binoculares. “El 30% de los escolares sufre disfunciones visuales que pueden afectar considerablemente a la eficacia de la lectura”, afirma Juan Carlos Martínez Moral, presidente de OPTOM Meeting Valladolid y del Consejo General de Colegios de Ópticos-Optometristas.
En definitiva, la anomalía visual puede interferir en la solución del problema de aprendizaje, por lo que es necesario solucionarlo de forma multidisciplinar. Por este motivo, “siempre que un niño tenga dificultades con sus tareas escolares, la primera estrategia es buscar las causas que las producen a través de la participación de profesores, psicólogos y, por supuesto, ópticos-optometristas”.
El aumento de la miopía en España
Por otro lado, algunos estudios refieren que aproximadamente el 35% de la población europea es miope, y muy probablemente su incidencia se incrementará en las próximas décadas, siendo muy relevante su repercusión sobre la calidad de vida y los cambios patológicos del globo ocular en las graduaciones más altas.
La miopía simple o escolar se desarrolla fundamentalmente en la infancia, normalmente en niños menores de 10 años, y progresa durante la adolescencia hasta los 18 años, pudiendo incluso, en algunos casos, seguir aumentando hasta los 25. Frenar esta evolución y que las dioptrías no aumenten año tras año ha sido objetivo de investigaciones en todo el mundo.
En este contexto, durante la mesa redonda ¿Qué sabemos y qué podemos hacer ante la miopía infantil? se abordará la prevalencia de la miopía y las variables relacionadas con su etiología, haciendo hincapié en las características definitorias de los diferentes tipos que pueden presentarse en el gabinete optométrico: escolar, de aparición tardía o patológica.
Tratamientos para reducir la progresión de la miopía
Las investigaciones de la última década han demostrado la eficacia de varios tratamientos para detener la miopía en estas edades. Estos tratamientos no “quitan dioptrías”, sino que actúan reduciendo su progresión. Este es un logro muy importante y, obviamente, su eficacia será máxima cuanto antes se lleven a cabo. Fundamentalmente, consisten en el uso de lentes oftálmicas o la adaptación de unas lentes de contacto especiales, tipo de vida, actividades infantiles y el uso de determinados fármacos en forma de colirio. En ocasiones, se recomiendan combinaciones de las opciones anteriores para tratar de mejorar su eficacia.
Disminuir la velocidad de la progresión de la miopía en los niños es una cuestión de especial interés para los padres y para la comunidad científica, porque estamos ante una denominada “epidemia de miopía”, hasta el punto de que, en los próximos 30 años, en países europeos y Estados Unidos, 1 de cada 2 niños será miope, y en algunos países del sureste asiático lo son ya el 90% de los niños.
En la segunda parte de la mesa se describirán las diferentes herramientas empleadas en la actualidad para intentar ralentizar la evolución de la miopía y los estudios científicos publicados hasta el momento sobre su eficacia. Los ponentes explicarán cuándo y cómo tratar a un niño miope con antecedentes en ambos progenitores: ¿lentes oftálmicas, lentes de contacto, fármacos, combinación de las anteriores? También hablarán sobre la comunicación y el diálogo con los padres, los resultados que es posible obtener o qué hacer cuando estos no son los esperados.