En su decreto, el prelado explica el sentido de la indulgencia plenaria que los fieles pueden conseguir en este Año: “las indulgencias se alcanzan como un don que allana el camino para lograr en sumo grado la purificación interior que exalta la vida sobrenatural en el corazón de los fieles y los estimula a dar frutos de buenas obras”.
Martínez Sacristán establece como lugares del Año Jubilar la Catedral y la iglesia del convento de San José de las Carmelitas Descalzas en Toro, donde la semana pasada se inauguró solemnemente el Año Teresiano a nivel diocesano.
Además, señala las ocasiones en las que, a lo largo del año, los fieles podrán recibir la indulgencia plenaria: las Misas de apertura y clausura del Año Jubilar Teresiano en Toro, la visita (como peregrinación) a cualquiera de los dos lugares designados y la participación en ellos en la liturgia o al menos un tiempo de oración, los retiros para sacerdotes en el tiempo de Adviento, los encuentros mensuales de oración en el Carmelo de Toro, y las lecciones de Teología sobre Santa Teresa de Jesús que se celebrarán en Benavente, Toro y Zamora en abril y mayo.
El obispo también indica en el decreto que los ancianos y los enfermos podrán conseguir la indulgencia plenaria si “ante alguna pequeña imagen de santa Teresa de Jesús, se unieran espiritualmente a las celebraciones jubilares o peregrinaciones y rezaran el Padrenuestro y el Credo en su casa o en el lugar donde permanezcan a causa del impedimento, ofreciendo los dolores y molestias de la propia vida”.
En cualquiera de los casos, el decreto recuerda las condiciones generales que pone la Iglesia para poder participar en esta concesión de gracia: “podrán lucrar indulgencia plenaria los fieles cristianos que estén verdaderamente arrepentidos del pecado cometido, cumplan debidamente las condiciones acostumbradas: confesión sacramental, Comunión Eucarística y oración por las intenciones del Romano Pontífice”, participando en alguna de las ocasiones antes señaladas.
Todo ello, explica Gregorio Martínez Sacristán al concluir el decreto, “nos invita a todos a optar, como Santa Teresa, por una vida más sencilla y más comprometida, más de acuerdo con el Evangelio de Jesús”.
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