El declive demográfico de Castilla y León tiene su correlato económico, con un colectivo de empresarios envejecido y sin relevo, ya que ve mermada cada vez más la base de jóvenes que se decide a emprender. Los datos dibujan una realidad cargada de incertidumbres en un contexto pandémico que puede llevar a muchos a abandonar pero también ser el revulsivo para acometer reformas estructurales que giren la tendencia, porque la Comunidad ya cuenta con menos de 3.000 emprendedores menores de 26 años, un 36,1 por ciento menos que hace una década; y el empresario tipo, con más de un 40 por ciento del total, tiene más de 55 años. La masculinización es otro de los rasgos de la demografía empresarial de la Comunidad, ya que los hombres son el 66,7 por ciento del colectivo, aunque perdieron casi tres puntos en favor de las mujeres en diez años.
En concreto, los datos recientemente publicados por la Agencia Tributaria, del año 2018, recogidos por Ical, indican que el número de empresarios (personas que presentan declaraciones de IRPF y son titulares de una o varias actividades económicas), de la Comunidad, se situaba en los 188.201, lo que supone un 15,5 por ciento menos que en 2008. Los empresarios varones ascendían a 125.460, con una reducción del 18,9 por ciento; mientras que las mujeres, eran 62.741, con una bajada mucho más moderada del 7,6 por ciento. Las mujeres pasaron de representar un 30,4 por ciento del total en 2008, al 33,3 por ciento en 2018.
El informe precisa el número de empresarios por grupos de edad, y resalta que los menores de 26 años, que habían emprendido, sumaban 2.985 personas, una dato que supone un desplome del 36,1 por ciento, respecto a la cifra de 2008 (4.668). El siguiente grupo, de 26 a 35, registró peores resultados incluso, con un retroceso del 36,6 por ciento, en los diez años, hasta los 18.551 efectivos en 2018. Los empresarios más jóvenes supusieron un 1,6 por ciento del total; y los del siguiente rango (26 a 35 años), un 9,9 por ciento.
Las cohortes de mayor edad tuvieron mucho mejor comportamiento. En concreto, la Agencia Tributaria indica que el número de empresarios con entre 46 y 55 años, se situó en la Comunidad, en el ejercicio de estudio, en los 52.515 individuos, con un descenso del 8,5 por ciento; y los de más de 55 años, sumaron 75.816 individuos, con apenas una pérdida del tres por ciento. Estos dos grupos representaron el 27,9 y el 40,3 por ciento del total de empresarios de la Comunidad.
Por sexos, se repite la situación, el mayor grupo de empresarios varones se encontraba entre los mayores de 55 años, con 51.406, y de entre 46 a 55, con 35.617; y la situación se repite para las mujeres, con 24.410 en el grupo de los más mayores, y 16.898, en el anterior.
Por último, en relación a la nacionalidad, los empresarios españoles sumaron en el año de investigación, los 183.255, con un desplome en la década del 16,2 por ciento, mientras que llegaron cada vez más foráneos, ya que crecieron un 24,5 por ciento, hasta los 4.946.
Convivencia generacional
La Confederación de Organizaciones Empresariales (Cecale) exigió que se “implementen medidas de atracción y retención del talento” para liderar los “cambios necesarios” para hacer frente a la situación actual y ganar los nuevos retos de la economía verde y la digitalización
La patronal asumió que no es “buena noticia” que una empresa tenga que echar el cierre de su negocio pero quiso tener una visión optimista sobre la demografía empresarial y recalcó que “la edad de los líderes empresariales hay que entenderla como un logro”. “Es un éxito el hecho que Castilla y León cuente con empresas que han sido fundadas hace más de medio siglo”, dijo, para destacar que estas compañías “además conviven de forma paralela con otro nutrido y notable grupo de empresas jóvenes, que también en numerosas ocasiones emprenden proyectos de colaboración, nutriéndose mutuamente la experiencia y el talento más joven para conformar nuevas, innovadoras y sólidas compañías”.
En cuanto a la participación de las mujeres, la patronal destacó el progreso que se está viviendo en la incorporación de la mujer a tejido empresarial así como “la importante implicación de las empresas por continuar avanzando en este sentido”.
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