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Miguel Rojo: “Los padres hemos sido demasiado benévolos con nuestros hijos respecto al alcohol”

Miguel Rojo: “Los padres hemos sido demasiado benévolos con nuestros hijos respecto al alcohol”
Miguel Rojo Ballesteros es desde hace 23 años el máximo representante de la Asociación de Alcohólicos Rehabilitados de Zamora, justo el tiempo que lleva en abstinencia y rehabilitación y se muestra orgulloso de “seguir en abstinencia y rehabilitación”. ARZa cumple un cuarto de siglo de existencia echando una mano a quienes tuvieron problemas con el alcohol y la lucha continúa, con especial hincapié en el sector de los jóvenes, tal y como se ha descrito en el Congreso Nacional celebrado hace unos días en Almuñécar (Granada).

¿Cómo fue el Congreso de Almuñécar?

Muy bien. Se trató el problema de los jóvenes de forma muy especial. Empiezan con el alcohol y tienden a meterse en otras sustancias, además. Las asociaciones debemos estar pendientes de este problema. El alcohol es estimulante pero llega un momento en el que necesitan una mayor estimulación y van a por otras drogas. El balance del Congreso es muy positivo porque todos los representantes de las asociaciones estuvimos de acuerdo en que el problema de la juventud es inquietante y en que hay que atajarlo ya. Las administraciones ya tienen constancia de nuestra postura y de que hay que tomar medidas porque esto se nos esta yendo de las manos.

Hace poco ARZA organizó una charla en Valorio en la que atacaron temas como, por ejemplo, el botellón.

Las conclusiones son que hoy la juventud ya no sale a dialogar porque esto empezó hace muchos años, en época de Felipe González, cuando empezó a hacerse en Sevilla. El botellón se hacía y todos pensábamos que sería bueno que hubiera esas reuniones de gente joven para charlar pero poco a poco, las asociaciones de alcohólicos rehabilitados nos dimos cuenta de que esto se nos iba de las manos y alertamos a las autoridades sanitarias de ello. Entonces lo tomaron a chirigota y ahora nos hemos dado cuenta de que esto ya no hay quien lo pare. Los chavales ahora tienen teléfono móvil, correo electrónico y todas estas cosas, hemos adelantado en muchas cosas pero en otras hemos traspasado la barrera de lo que no debió pasar.

¿En qué punto estamos en la actualidad?

Ahora mismo estamos en un punto muy preocupante de la juventud. Muy preocupante. Date cuenta de que ahora mismo, la edad de iniciación de consumo de alcohol son los doce años de edad. Entre los doce y los quince años, muchos ya han tenido una borrachera.

La pregunta que nos hacemos es cómo puede ser esto si la normativa prohíbe desde hace años vender alcohol a menores de edad.

Lo consiguen encargándoselo a un mayor de edad: Cómprame, me lo sacas y nos vamos luego a beber. La ley está ahí y la nueva legislación estatal que va a salir dentro de muy poco creo que impondrá normas duras para los jóvenes menores de 18 años. Fue una satisfacción que la diputada nacional Maite Martín Pozo nos dijera hace unas semanas que se estaba haciendo un estudio porque creo que vamos a conseguir algo. Van a llevar algo al Congreso y creemos que va a ser bueno. En cualquier caso, lo que sí tenemos que tener en cuenta es que los padres desempeñan un papel muy importante. Los padres hemos sido demasiado benévolos con nuestros hijos con respecto al alcohol.

Un argumento que se oye constantemente: Bueno, hombre, ¿tú no te emborrachaste nunca cuando tenías 16 años? Si esto nos ha pasado a todos…

Nosotros no estamos en contra de que un chaval de 17 o 18 años haya ido a una boda, se haya bebido dos cubalibres y se haya puesto un poco alegre. Pero no se puede permitir que la Policía Municipal haya cogido a muchos chicos y hayan tenido que llamar a sus padres y llegan sus padres diciendo que sus hijos no beben. Eso lo sé yo y me consta.

Hace unos cuantos meses, hablando de una de esas citas multitudinarias de jóvenes, la Policía contaba, escandalizada, el caso de un niño de once años que se había cogido una cogorza monumental y cuyo padre fue a protestar diciendo que su hijo bebía lo que quería.

Eso debe hacernos llevar las manos a la cabeza, indudablemente. Hay una minoría bastante preocupante. Además, date cuenta de que ahora mismo no salen a alternar los fines de semana en el botellón, sino que salen al atracón de fin de semana, un atracón etílico. ¿Qué ocurre con eso? Ocurre que no se están dando cuenta del daño que se están haciendo ellos mismos. Y la mujer, ahora mismo, bebe tanto como el hombre. Antes no teníamos esos estudios. Antes, una persona era alcohólica y la metían en psiquiatría. Hoy hay formas de poderse curar. Los chavales, durante la semana, a lo mejor se beben dos cervezas pero el viernes se levantan ya pensando en qué van a comprar y cuánto van a beber.

¿Qué pueden hacer los padres?

No me gusta dar consejos pero mi opinión es que, desde el primer momento, los padres deben poner unas normas en casa, unas normas muy sencillas para seguirlas todo el mundo. Uno tiene que ser padre y tiene que contar con la suficiente confianza de sus hijos para que puedan preguntarle y hablar con él pero tiene que ser padre.

 

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