“Las matemáticas son espaciales y esto es un hecho. Es un concepto demasiado abstracto que la única forma de concretarlo es a través de lo espacial. Por ello, las matemáticas deben ser manipulativas. No es lo mismo ver un dodecaedro en un libro plano que manipularlo, ¿cuántas veces hemos tocado un dodecaedro? Aquí los niños pequeños juegan, tocan y sienten las matemáticas para que se concreten de una mejor forma en la mente”. Bajo esta premisa, y con el ábaco japonés en mano, José Luis Huerga defiende el método Sorobán impartido en el Planeta Ped.
“Esto es muy importante para los niños porque construyen a partir de la experiencia, de sus vivencias, que es de lo que se trata todo este proyecto”. El aprendizaje del inglés también se incluye dentro de su oferta educativa pero planteado a través del juego Speak & Play. “Simplemente cuando juega con los niños, Ana les habla en inglés. No esperamos que nos respondan, simplemente que lo escuchen porque… ¿cómo aprendimos la lengua materna?, escuchando. No aprendimos primero a escribirla y luego ya la hablamos. No, primero la escuchamos”. Los coordinadores educativos del proyecto también contemplan la realización de talleres para adultos siguiendo la misma metodología. “Cuando no tienes un motivo de conversación, hablar en inglés cuesta. Pero echando un Cluedo por ejemplo, no tendremos ese problema”, concluye.
El desarrollo creativo también está muy presente en Planeta Ped. Talleres de escultura, arquitectura, construcción o pintura se incluyen dentro de la programación del primer trimestre. “Cada niño tiene su papel y pintan en vertical, así levantan la cabeza y oxigenan de otra manera. Se dedican a pintar lo que quieren y, por un lado, tienen su espacio individual y, por otro lado, su espacio compartido con el resto de compañeros, que es la paleta de colores. Nadie puede juzgar el trabajo de nadie y los dibujos se quedan en el aula, no son expuestos, se guardan. Un garabato tiene infinitos movimientos y de lo que se trata es de pasarlo bien en ese momento”.
La exploración y el mundo de las ciencias también tienen cabida en el aprendizaje. Palos, un nido y botes con conchas comparten ubicación en las estanterías del centro junto a juguetes de madera y cestas de mimbre. “El primer día salimos de paseo y les faltó tiempo para llenar las cestas de piedras, estuvimos media mañana recogiendo piedras pero así aprendieron a fijarse en las piedras y a diferenciar la arenisca del granito, por ejemplo”.
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