Los médicos de Atención Primaria han pedido, en una mesa redonda celebrada en el seno del I Congreso Nacional COVID19, que aborda de forma multidisciplinar el abordaje y lucha contra la pandemia del CoV-SARS-2 en España, que se aproveche la oportunidad que ha propiciado la pandemia de la Covid-19 para mejorar el modelo de Atención Primaria.
"Debemos proyectar una Atención Primaria más eficaz, más eficiente, y en la que los profesionales sanitarios podamos aportar valor al sistema como se ha demostrado durante el desarrollo de esta pandemia", ha dicho la coordinadora del grupo de trabajo de Gestión Sanitaria y Calidad Asistencial de Semergen, Inmaculada Cervera.
Cervera ha hecho un recorrido sobre cómo era la Atención Primaria (AP) antes de la Covid-19 y después, destacando la accesibilidad y cercanía del servicio a la población, el gran volumen de consultas presenciales y una continuidad asistencial en la era pre-COVID19 que era muy bien valorada por los pacientes.
"Tras la llegada de la pandemia, en un primer momento se produjo una gestión errática de los responsables sanitarios que hizo necesario replantear y reorganizar equipos y recursos para dar respuesta a la población. Los profesionales estuvimos en situaciones límites, con una sobrecarga y desbordamiento de la demanda asistencial y el fuerte riesgo de contagio", ha indicado.
Para realizar esa transformación de la Atención Primaria, Cervera ha expuesto medidas que lleven llevarse a nivel de macrogestión, por parte de las autoridades sanitarias y también a nivel de mesogestión, por parte de los departamentos sanitarios o centros de salud.
Por último, a nivel de microgestión, por parte de los profesionales sanitarios, señaló la importancia de la teleconsulta para controlar los flujos de acceso a los centros, la atención a demanda y a los crónicos, la desburocratización de las consultas administrativas, la atención domiciliaria y atención a las residencias, y por supuesto la atención al paciente Covid.
Por su parte, el médico de Medicina Familiar y Comunitaria del Instituto de Investigación de Baleares y la Gerencia de Atención Primaria de Mallorca, Javier Arránz, ha analizado el manejo y seguimiento de casos y contactos Covid-19, una actividad que tiene dos grandes objetivos: disminuir la transmisión del virus y disminuir las cadenas de transmisión.
Sobre lo primero, ha comentado que la mejor forma de reducir la transmisión es el aislamiento y cuarenta, pero si se hace de modo correcto. "Los primeros días son fundamentales, ya que el periodo de incubación dura cinco días, y hay pocos síntomas. Al tercer día ya se puede empezar a contagiar a personas del entorno; al quinto día se puede hacer la prueba PCR, hacer aislamiento y buscar los contactos", ha dicho.
Además, ha detallado que a los equipos de rastreo hay que entrenarlos cuando no hay casos de infección, tienen que hacer un seguimiento exhaustivo de contactos cuando empiezan los casos esporádicos, deben aumentar su capacidad cuando hay brotes, y a ese aumento hay que añadir una optimización del modelo cuando hay una transmisión comunitaria.
AYUDA DE LAS APLICACIONES MÓVILES O DE APOYO COMUNITARIO
Asimismo, ha comentado que las técnicas y herramientas de apoyo al rastreo (como las app tipo 'RadarCOVID') o de apoyo al aislamiento/cuarenta (espacios medicalizados o herramientas de apoyo comunitario y laboral) pueden ayudar en toda esta labor.
"Estamos haciendo un buen rastreo de los contactos para reducir la cadena de transmisión, pero hacia delante, no hacia atrás. No sólo es necesario ver los contactos con quien ha estado una persona infectada, sino también localizar quien la ha contagiado, busca el caso primario. Ese es el aspecto que hay que mejorar para disminuir la transmisión del virus", ha enfatizado.
La mesa también ha contado con la participación del médico de Medicina Familiar y Comunitaria del Centro de Salud Buenos Aires de Madrid, Manuel Linares, quien ha realizado una interpretación de las técnicas serológicas actuales para SARS-CoV-2, subrayando que la fecha y gravedad de los síntomas son los aspectos fundamentales a la hora de pedir pruebas e interpretar los resultados en los pacientes.
"Los test PCR son buenos para los pacientes con enfermedad aguda y cuando hay presencia del virus, pero las pruebas de determinación de antígenos representan una nueva dimensión en el diagnóstico de la pandemia, en especial los antígenos totales (IgM, IgG, IgA) por su baja sensibilidad y alta especificidad, con resultados preliminares muy alentadores. No obstante, hay que saber cómo realizarlos en cada momento", ha argumentado.
A su juicio, las principales utilidades y ventajas de las pruebas de anticuerpos radican en favorecer el diagnóstico de personas cuando el PCR es negativo, o en personas asintomáticas para detectar si han tenido infección previa, monitorizar la calidad y longevidad de la respuesta inmune y la respuesta potencial a las vacunas, identificar donantes adecuados pata el tratamiento con plasma de convalecencia si es eficaz para COVID-19, o para la investigación y pruebas de seroprevalencia.
Por último, el médico del Centro de Salud San Andrés de Madrid y miembro del Grupo de Enfermedades Infecciosas de SemFYC, José María Molero, ha profundizado en la evaluación y seguimiento de las complicaciones en los pacientes con Covid-19 desde la Atención Primaria.
Así, Molero ha analizado las diferencias entre la atención y seguimiento a pacientes con infección grave y leve, y ha dicho que las secuelas pueden llegar a alargarse en los pacientes que han tenido COVID-19 hasta dos o tres meses, tanto secuelas físicas como psicológicas.
"Se tratan de consecuencias prolongadas menores pero que tardan en desaparecer, como fatiga, disnea, tos. En el caso de los pacientes que han tenido infección grave son necesarias pruebas complementarias durante el seguimiento", ha subrayado.
Además, ha destacado la importancia de la prevención de la enfermedad tromboembólica en pacientes no hospitalizados y un seguimiento especial a los pacientes graves, que tienen más riesgo de tromboembolismo. De igual modo, ha subrayado la necesidad de manejar otros síntomas relacionados con el déficit nutricional, y otras secuelas neurológicas, cardiopulmonares o las relacionadas con la salud y bienestar mental y la capacidad funcional, en especial en mayores, así como hacer un seguimiento de otras situaciones recurrentes, como evaluar el contexto social del paciente, la vulnerabilidad o dependencia, o ver la necesidad de una continuidad de los cuidados.
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