La investigación, que analizó datos de casi 375.000 personas en Cataluña, también apunta que "la mitad de los pacientes del grupo de riesgo muy alto no tenían antecedentes de enfermedad cardíaca, lo que significa que no serían candidatos a recibir medicación para prevenir ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares", señala Manel Mata-Cases, investigador del CIBER de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM) y del Institut Universitari d'Investigació en Atenció Primària Jordi Gol (IDIAP Jordi Gol), y uno de los coordinadores de este trabajo.
Se trata de un estudio transversal que utilizó la base de datos del Sistema de Información para el Desarrollo de la Investigación en Atención Primaria (SIDIAP), que incluye el 74 por ciento de la población total de Cataluña. La base de datos SIDIAP contiene información anónima y longitudinal del paciente extraída del sistema de historia clínica electrónica (e-CAP) que utilizan todos centros de atención primaria del Institut Català de la Salut de Cataluña.
La población del estudio incluyó a 373.185 personas mayores de 18 años con diagnóstico de diabetes tipo 2. La edad promedio fue de 70,1 años y el 45,2 por ciento eran mujeres. Alrededor del 72 por ciento tenía presión arterial alta, el 45 por ciento era obeso, el 60 por ciento tenía colesterol sérico alto y el 14 por ciento eran fumadores actuales.
En el trabajo también han participado investigadores del Instituto de Investigación del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona - IIB Sant Pau (CIBERDEM) y del Servicio Murciano de Salud, concretamente del Centro de Salud Cartagena Casco y del Hospital Santa Lucía, ambos en Cartagena (Murcia).
Probabilidad de sufrir un evento fatal en 10 años
Los investigadores calcularon la probabilidad de que cada participante sufriera un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular fatal dentro de los siguientes 10 años utilizando categorías en las guías de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) sobre diabetes y enfermedades cardiovasculares.
Las tres categorías son: riesgo muy alto (por encima del 10 por ciento), riesgo alto (entre 5 por ciento y 10 por ciento) y riesgo moderado (por debajo del 5 por ciento). Para ser clasificados como de muy alto riesgo, los pacientes deben tener una enfermedad cardiovascular establecida (p. Ej., ataque cardíaco o accidente cerebrovascular previo) u otras afecciones que amenacen su salud, como insuficiencia renal grave o retinopatía diabética, o al menos tres factores de riesgo cardiovascular (edad avanzada, presión arterial alta, colesterol sérico alto, tabaquismo, obesidad).
Más de la mitad de los participantes (53,4 por ciento) tenían un riesgo muy alto de eventos cardiovasculares fatales. Esta observación fue más frecuente en hombres (55,6 por ciento) que en mujeres (50,7 por ciento). Alrededor del 39,6 por ciento se clasificó como de alto riesgo y solo el 7 por ciento tenía un riesgo moderado de morir de un ataque cardíaco o una trombosis cerebral dentro de los siguientes 10 años.
"Hasta donde sabemos, este estudio en casi 375.000 personas de una base de datos basada en la población bien validada ilustra la situación en el Mediterráneo por primera vez. Tradicionalmente, el riesgo cardiovascular en la región ha sido menor que en el centro y norte de Europa o Estados Unidos; por lo tanto, nuestros resultados deben generar preocupación y un llamado a la acción para prevenir ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares en personas con diabetes tipo 2 en atención primaria ", subraya Mata-Cases.
"Estos hallazgos, en un entorno de Atención Primaria, deberían impulsar la implementación de la atención integrada. Los comportamientos saludables son la piedra angular para prevenir las enfermedades cardiovasculares y deben combinarse con el control de la glucosa en sangre, el colesterol sérico y la presión arterial. Los médicos de cabecera y las enfermeras deben acordar los objetivos del tratamiento con los pacientes teniendo en cuenta sus características y preferencias", concluye.