Diciembre de 2015. La zamorana N.A.R. acude a una revisión rutinaria a sus 35 años, cita que ha adelantado al saber que dentro de unos meses no tendrá tiempo para acudir. Una revisión a la que llega de manera cotidiana al llevar realizando este proceso desde los 18 años al contar con antecedentes de cáncer de mama en todas las mujeres de su familia. Pese a que no esperaba nada, recibe la frase del doctor: "¿Has venido por esto, no?". Mensaje contundente que no esperaba al descubrir que la enfermedad está presente en uno de sus pechos.
A partir de entonces llegó, en primer lugar, la quimioterapia y una operación; en 2016, la radioterapia; y desde 2017 un tratamiento hormonal. En este proceso le quitan ganglios, pero siempre con la mentalidad de "voy a salir adelante". Esta es la premisa que siempre ha tenido N.A.R. quien sigue peleando contra el cáncer al no haber recibido todavía el alta.
Si bien la primera impresión fue un golpe de "anestesia" en el que "no eres consciente de todo hasta el final", esta mujer zamorana tiene claro que, si bien ella misma ha sido la paciente número uno, "la familia son el segundo" en una enfermedad "donde sufren los que te ven".
Pero fuera del círculo más cercano, tras el primer momento llega el apoyo de organizaciones como la Asociación Española Contra el Cáncer, un grupo donde llegan "amistades" que suelen forjarse en el pasillo de oncología del hospital, tal como ella misma reconoce. "Pasas más tiempo allí que en casa", por lo que todo favorece que otros pacientes acaben siendo "tus amigos" y, en ocasiones, acerquen unos a otros este tipo de grupos.
Al respecto, N.A.R. tiene claro que lo más importante es "la labor de acompañamiento" y saber que tienes ese apoyo "siempre ahí". Apoyo del que tuvo que echar mano para un tratamiento de fisioterapia al encontrar de la Seguridad Social un plazo demasiado largo para ser atendida.
"En mi caso ha sido todo horroroso". Así define todo su proceso sanitario, si bien puntualiza que puede ser algo puntual y lo identifica con el caso de su propia madre, quien ha recibido "siempre un trato perfecto". Contraparte a una realidad que, en su caso, la obligó a pelear incluso para ser operada al requerir de "tocar muchas puertas y ni con esas". Problemas que sigue encontrando incluso en estos momentos, teniendo que hacer "reclamaciones por los plazos" para las consultas.
Una dura realidad que, con todo, no la ha hecho bajar los brazos en busca de dejar atrás la enfermedad tras siete años conviviendo en el día a día con ella. Enfermedad para la que transmite un claro mensaje al resto de zamoranas: "prevención". Un examen médico que podría evitar descubrir un cáncer tarde y que es una realidad palpable en una sociedad donde, según N.A.R., "muchas mujeres no van a revisarse".