El emblemático kiosco de Zamora que cierra sus ojos ‘envejecidos’ para abrirlos con el aire fresco de la juventud
Rosi y Felipe traspasan el negocio que ha visto crecer a zamoranos durante casi cuatro décadas
El casco antiguo de Zamora tiene muchas paradas obligatorias que son emblema de la ciudad; muchas ‘chinchetas rojas’ que ahora marcan las ubicaciones en las redes sociales de iglesias, edificios modernistas, tiendas de productos de la tierra… pero hay un Kiosco que para los zamoranos es parada obligatoria desde hace casi 40 años.
Felipe tomó el relevo del negocio de sus padres y el ‘Kiosko Felipe’ ha visto a zamoranos hacerse mayores durante casi 40 años -aunque en total serán más de 50-. Un kiosco que cada vez se fue haciendo más grande, “poco a poco y nunca dejando de lado la esencia: los productos elaborados en Zamora y recuerdos. El establecimiento lo fuimos ampliando primero con la prensa y las quinielas; era un local de al lado y a su jubilación lo cogimos; luego el despacho de pan y por último fue la alimentación también por la jubilación de la dueña del local”, comentaba Rosi dueña y quien regenta el negocio junto a Felipe.
“Por todo ello, éste local era más grande y podía estar todo junto”, afirma Rosi que ahora “el cuerpo manda” afirma y se le pone un nudo en la garganta cuando habla de traspaso “es una decisión muy dura y complicada, pero al mismo tiempo necesaria”. Una operación hará que Rosi y Felipe ya no abran el día 1 de mayo “me entran todos los males, pero es así, las bajas serán largas yo no quiero ver el negocio de malas maneras”.
Es una declaración de amor a su vida y a su trabajo “queremos que el negocio siga abierto y funcionando por eso la idea de vender o alquilar. La opción de alquiler es porque entendemos que hay que dar facilidades y así se las daremos a quien quiera, todas, sin ninguna pega y tampoco imponemos el negocio de kiosco”. Una verja que se cierra y con ella una etapa de la vida de Rosi y Felipe, una etapa feliz y en la que el Kiosko "ha sido muy especial, hemos hecho muy buenos amigos que aún hoy cuando regresan muchos a Zamora pasan a saludarnos, eso llena el alma”, pero el cuerpo pide parar.
Un escaparate que nunca perdió el orgullo de ser zamorano ni se olvidó de sus raíces, por eso en los cuadros realizados con pincel se anuncia el traspaso, está la esencia de los primeros “son trozos de ropa de mis padres” y a Rosi se le iluminan los ojos recordando el pasado y ojalá viendo el futuro.
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