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La incidencia de la Hepatitis C en las cárceles es diez veces mayor que entre la población en libertad

Entre los reclusos de las instituciones penitenciarias, el 14,8% se ve afectada, mientras que ese dato se reduce hasta el 1,2% entre la población en general. La Plataforma de Afectados por la Hepatitis C lucha para erradicar la enfermedad, especialmente en las prisiones, donde sería sencillo debido a su localización.

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La Hepatitis C es una “enfermedad silenciosa”, contraída a través del contacto con la sangre infectada, que va deteriorando progresivamente el hígado. Lo más peligroso de esta enfermedad es que no tiene síntomas y, cuando empieza a manifestarse, la persona en cuestión está “muy enferma”, explica a este periódico la presidenta de la Plataforma de Afectados por la Hepatitis C en Salamanca y una de las coordinadoras de la plataforma autonómica, Esther Mate.

Además, se da un gran problema contra el que lucha la asociación, una vez conseguido que todo el mundo pueda acceder al tratamiento que cura la enfermedad. Y no es otro que la incidencia que tiene la Hepatitis C entre la población reclusa, hasta 10 veces mayor que entre la población en general.

Esther Mate cuenta que el porcentaje de personas afectadas es el 1,2% de la población, pero entre las personas internas en las cárceles este número asciende al 14,8%. “No sabemos qué hacer para que les den los tratamientos”, y es que en las prisiones, al estar tan localizada, “la podrían erradicar de forma sencilla”.

La Plataforma de Afectados por la Hepatitis C se muestra muy activa en este aspecto ofreciendo conferencias y colocando mesas informativas en los alrededores de las prisiones, porque “en las cárceles no nos dejan entrar, y estamos hartos de intentar que medien las instituciones para hacer campañas de prevención”.

Y es que “dentro no les dan los tratamientos, es muy minoritario el acceso a estos”, continúa la presidenta, quien asegura que desde la asociación siguen luchando para que se transfieran las competencias de sanidad desde las instituciones penitenciarias a las comunidades autónomas, “que está aprobado”, ya que esa es la “vía de entrar a todos”.

Que en las cárceles siga habiendo un porcentaje tan alto de personas afectadas por la Hepatitis C “es un limbo, también social”, ya que toda esa gente “sale de la cárcel y están infectados” pero no lo saben, por lo que desarrollan su vida normal, “teniendo relaciones sexuales o desarrollando prácticas de riesgo”, por lo que contagian a más gente.

Esther Mate sigue tratando de que “todos los afectados por la Hepatitis conozcan sus derechos”, entre ellos “recibir una atención médica especializada inmediata y un tratamiento inmediato”, algo que dentro de las cárceles no se da, lo que provoca porque “es una pelota que se va sumando y es una línea que sería muy fácil de erradicar”, es decir, de tratar y curar dicha enfermedad.

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