La incidencia acumulada del COVID-19 en los últimos 14 días por cada 100.000 habitantes en las capitales de Castilla y León es superior a la media de sus provincias en todas las ciudades salvo en Soria y Palencia. El caso de Burgos es el más sorprendente porque la incidencia en su capital en ese periodo supera en 468 puntos a la media provincial ya que la ciudad cuenta con 1.775 contagios frente a los 1.307 existentes en la provincia.
Esa situación crítica hace que Burgos sea la única capital de provincia de la comunidad que ha tenido que implementar medidas mucho más restrictivas de las que existen en el resto de Castilla y León. Así, a las medida que ya hay en todo el territorio autonómico, se añade, por ejemplo, la limitación a tres personas en las reuniones públicas y privadas, salvo convivientes.
En el caso de la provincia de Zamora la situación también es preocupante, aunque no llega a los límites de la capital burgalesa. Así, según los datos actualizados por Sanidad en las últimas horas, la incidencia acumulada del COVID-19 en los últimos 14 días por cada 100.000 habitantes en la capital zamorana es de 1.110,641, un dato que la Junta califica como “muy alto” en cuanto a la valoración de riesgo.
La situación global de la provincia es ligeramente mejor que la que se da en la capital, ya que la incidencia acumulada del COVID-19 en los últimos 14 días por cada 100.000 habitantes en la provincia de Zamora es de 1.022,96, lo que supone 88 puntos menos que en la capital, aunque la valoración de riesgo que hace Sanidad también es “muy alto”.
Atendiendo a la incidencia en los últimos 7 días, en vez de a los catorce anteriormente mencionados, en el caso de la capital zamorana es de 566,72 por 100.000 habitantes, por los 463,08 que se da en la provincia, lo que suponen 103,64 puntos más en la capital que en la provincia de Zamora.