"En una sociedad en la que muchas veces se reivindica una libertad sin límites y sin verdad, en la que se da excesiva importancia a lo joven, los mayores nos ayudan a valorar lo esencial y a renunciar a lo transitorio", subrayan los prelados de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social y Subcomisión de Familia y Defensa de la Vida.
Los obispos españoles recuerdan especialmente a los mayores fallecidos desde el pasado mes de marzo, cuando se decretó el Estado de Alarma por la pandemia del Covid-19, muchos de ellos en residencias y otros en sus casas, en soledad.
"Hemos podido contemplar cómo los más afectados por este virus han sido los mayores, falleciendo un gran número de ellos en residencias, hospitales y en sus propios domicilios. También, nuestros mayores, debido a las circunstancias tan excepcionales, son los que más han sufrido el drama de la soledad, de la distancia de sus seres queridos", apuntan.
Por ello, invitan a reflexionar, como Iglesia y como sociedad, que "una emergencia como la del Covid es derrotada en primer lugar con los anticuerpos de la solidaridad". También recuerdan las palabras del Papa Francisco, que invitó a "apreciar el valor de la vejez" frente a "la desorientación social y, en muchos casos, la indiferencia y el rechazo que las sociedades muestran hacia las personas mayores".
En todo caso, los obispos españoles señalan que "no basta contemplar el pasado, aunque haya sido en ciertos momentos muy doloroso" e invitan a "pensar en el futuro", un futuro, en el que, a su juicio, los abuelos tienen "un papel irremplazable".
"Conscientes de ese papel irremplazable de los ancianos, la Iglesia se convierte en un lugar donde las generaciones están llamadas a compartir el plan de amor de Dios, en una relación de intercambio mutuo de los dones del Espíritu Santo. Este intercambio intergeneracional nos obliga a cambiar nuestra mirada hacia las personas mayores, a aprender a mirar el futuro junto con ellos. Los ancianos no son sólo el pasado, sino también el presente y el mañana de la Iglesia", aseguran.
Finalmente, piden no olvidar nunca aquellas palabras del Papa Francisco en las que afirmaba que una sociedad que abandona a sus mayores y prescinde de su sabiduría es "una sociedad enferma y sin futuro, porque le falta la memoria".
"Allí donde no hay respeto, reconocimiento y honor para los mayores, no puede haber futuro para los jóvenes, por eso hay que evitar que se produzca una ruptura generacional entre niños, jóvenes y mayores", subrayan.