Investigadores del Cima y de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra han identificado un compuesto que previene la muerte neuronal en modelos experimentales de esclerosis lateral amiotróica (ELA). Este domingo 21 de junio se celebra el Día Mundial de esta enfermedad neurodegenerativa, actualmente sin cura, que afecta en Europa a entre 3-5 personas por cada 100.000 habitantes.
Su causa se debe a la muerte de las neuronas motoras, o motoneuronas, responsables de la coordinación neuromuscular y del movimiento. Los tratamientos disponibles no frenan de manera efectiva la muerte de las motoneuronas ni el progreso de la ELA. Por lo tanto, para desarrollar una terapia eficaz, es urgente conocer los mecanismos que determinan la supervivencia de las motoneuronas.
"Investigaciones previas han demostrado que determinadas situaciones de estrés causan la muerte de las motoneuronas. Así, se sabe, que un mecanismo de respuesta al estrés, conocido como la respuesta al malplegamiento de proteínas (o UPR, por sus siglas en inglés) es clave en la supervivencia neuronal en esta enfermedad. En concreto, la UPR promueve diversas acciones que pueden ayudar a la neurona a sobrevivir o a morir", explica Tomás Aragón, investigador del Programa de Terapia Génica del Cima y codirector del trabajo junto con Montse Arrasate, investigadora del Programa de Neurociencia del Cima.
Los científicos del Cima, en colaboración con Estefanía Toledo, investigadora de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra, han estudiado el papel de este mecanismo para mejorar la supervivencia de las motoneuronas en un modelo neuronal de ELA. "A través de una aproximación farmacológica, hemos descubierto que la modulación de la UPR mediante un compuesto, ISRIB, mejora significativamente la supervivencia neuronal en un modelo que recapitula la toxicidad del ELA (basado en la expresión del gen G93A SOD1). En concreto, ISRIB previene la muerte neuronal al regular la síntesis de proteínas en las neuronas, aliviando el estrés celular que sufren", apunta Ricardo Bugallo, primer autor de este estudio, publicado en 'Cell Death & Disease'.
Los hallazgos realizados demuestran que la modulación fina de la respuesta al estrés podría impulsar nuevos tratamientos para los pacientes con ELA. "En la actualidad, nuestra investigación se centra en el desarrollo de experimentos preclínicos donde se evalúa la capacidad de ISRIB (o compuestos con propiedades semejantes) para detener o retrasar el progreso de la patología en modelos animales de ELA. Otra línea de trabajo trata de comprender con más profundidad cómo protege ISRIB a las motoneuronas. Asimismo, estamos estudiando si estos descubrimientos podrían conducir a una terapia génica efectiva para esta enfermedad", concluyen los investigadores del Cima.