La ciudad de Zamora vivió la llegada del coronavirus a las puertas de la celebración de su Semana Santa, fechas muy importantes para todos los ámbitos de la ciudad pero especialmente para el mundo de la hostelería zamorana. Su cancelación y el decreto del estado de alarma supusieron el cese en seco de unas labores que este lunes han vuelto a reanudarse, aunque con nuevas medidas.
"Es un poco extraño. No sabes si la gente va a reaccionar viniendo", asegura Belén Rubia, hostelera zamorana que ha vuelto a abrir sus puertas esta mañana. "En principio parece que la aceptación es buena", aclara, aunque señala que el hecho de no poder tener gente dentro ha hecho que clientes como los de primera hora de la mañana, los que "son de tomar el café e irse a trabajar" no hayan pasado por sus sillas este lunes.
Una medida que trae algunas confusiones, especialmente entre la gente mayor según Rubia, quien también puntualiza que no han recibido "unas pautas claras" y vuelven con "la incertidumbre de no saber en qué condiciones vas a poder abrir". Vuelta a la normalidad, con cambios, pero que vuelve a mostrar en Zamora una realidad que llevaba más de mes y medio sin poder verse por las calles.