Los residuos que en ocasiones se tiran a los desagües domésticos y que llegan al alcantarillado urbano, pueden provocar importantes daños ambientales y económicos. Pero además, ahora, ante la crisis sanitaria provocada por el coronavirus, elementos de protección, como guantes y mascarillas, deben desecharse de manera correcta para evitar que acaben abandonados en entornos naturales y puedan convertirse en focos de contagio y, por supuesto, nunca arrojarse al inodoro.
Ante esta situación, las concesionarias de agua recuerdan a los ciudadanos la importancia de mantener unos hábitos idóneos en el hogar para ayudar a un saneamiento limpio.
Hay que mantener separados correctamente los residuos normales de las mascarillas y guantes, que deben meterse en una misma bolsa con cierre hermético, y esta en una segunda bolsa de basura y depositarla en el contenedor de restos.
En todo caso, estos elementos nunca se deben tirar al inodoro, ya que se podrían ocasionar problemas a los diferentes elementos que componen los sistemas de saneamiento, tanto de nuestros domicilios como de los sistemas municipales, que transportan el agua sucia hasta las depuradoras para su posterior desinfección y devolución al Medio Ambiente en perfectas condiciones.
Para completar los buenos hábitos en el hogar, las concesionarias recuerdan que tampoco las toallitas, muy utilizadas estos días, pueden arrojarse al inodoro. Toallitas húmedas, bastoncillos y otros textiles llegan hasta las depuradoras. El impacto negativo de este tipo de residuos sobre las infraestructuras de los servicios de agua urbana es una realidad en toda Europa. Arrojar las toallitas húmedas por el inodoro cuesta a los europeos cerca de 1.000 millones de euros al año, según datos de EurEau, la asociación continental que engloba a las empresas de abastecimiento y saneamiento.
Pero no sólo las toallitas y otros textiles provocan daños en las infraestructuras de saneamientos. Aceites vegetales y grasas, fármacos, cosméticos o pinturas, son productos que arrojados al inodoro o al fregadero pueden ocasionar consecuencias muy negativas también en el medioambiente y en la salud. Los aceites vegetales, grasas alimentarias y aceites para el coche, si son vertidos por el desagüe provocan bolas de grasa que atascan los colectores dificultando la salida de los gases y dando lugar a los malos olores en las ciudades. Se estima que un litro de aceite puede llegar a contaminar hasta 1.000 litros de agua.