"Desde hace días, Eloísa, una mujer centrada en sus rutinas, tiene unos sueños que la inquietan. Eloísa intenta hacer caso omiso, pero en lo más profundo de su ser sabe que esas visiones quieren revelarle algo". Esta es la inquietante sinopsis del cortometraje 'Líbranos del mal', dirigido por la zamorana Andrea Casaseca y que ha cosechado un gran éxito en el festival K-Lidoscopi 2024.
Fuentespreadas se convertía el pasado 2023 en un set de rodaje durante cinco días, con las fiestas patronales todavía coleando, hasta el punto de que mientras algunos seguían de fiesta, 'los del cine' comenzaban el rodaje. Casaseca, en una entrevista concedida a Marta García Aguado y cedida a este medio, relata cómo fue el proceso de creación de esta última producción y el porqué de elegir una localidad como Fuentespreadas, un exponente como tantos en la provincia de lo que es la España vaciada.
"Lo primero que pienso siempre cuando voy a escribir es en imágenes. De primeras me vino a la cabeza una mujer en un pueblo, algo muy oscuro, muy de thriller, y rápidamente pensé en Fuentespreadas", relata Casaseca. Explica que esta pequeña localidad de Tierra del Vino es donde ella veraneaba "cuando era más pequeñita". El escenario elegido actúa también como una brillante analogía de la profunda soledad que siente Eloísa, la protagonista de 'Líbranos del mal'. "Esa soledad se podría haber desarrolado en una ciudad, porque puedes sentirte solo rodeado de gente", explica y matiza que "me gustaba mucho la idea de lo rural, porque las imágenes se me iban al campo todo el rato".
Y es que, como si cosa del destino hubiera sido, Fuentespreadas fue el escenario idóneo para la creación de esta obra cinematográfica, no solo por la iconografía que podía aportar per se y su relación con la autora, sino también porque desde el primer momento, cada vecino se implicó como uno más en el el rodaje. "Necesitábamos calles o tierras privadas para rodar y ahí eran los primeros que nos cedían los permisos", explica Casaseca. "Nos dieron total libertad a la hora de grabar", añade y comenta que los vecinos estuvieron también encantados de ceder 'atrezzo' como vasos antiguos, vasijas, cuadros o telas. "Era como tener el pueblo para nosotros y eso es una fantasía que pocas veces se cumple en un rodaje", asegura.
Ana Wagener es la protagonista de este cortometraje de 20 minutos de duración. Andrea Casaseca asegura que trabajar con ella "ha sido una maravilla, he sido una afortunadada por haber podido crear un personaje al que Ana ha puesto vida". El reparto lo completan Jesús Noguero, Pepa García y Jorge Kent, como Jorge, Pepa y Jesús. "Fue una ardua labor preparar el pasado de cada uno de esos personajes, el desencadenante en el corto era la desaparición de la niña, pero la personalidad de ellos teníamos trasladarlo de años atrás", menciona la directora del cortometraje.
Lo que Andrea Casaseca es que la ambición es algo sin límites. "Vamos a enviar el corto a muchos festivales, ahora a esperar que ganemos, quién sae si iremos a los Óscar, a los Goya o a donde vayamos", manifiesta. "Entrar en un festival en el que se presentan entre 2.000 y 12.000 personas ya es un premio", confiesa.
Un primer metraje de 'Líbranos del mal' fue editado con una duración de 25 minutos, pero, según comenta la directora, prefirió acortarlo "para poder abarcar más festivales". No obstante, también es consciente e que "es muy difícil programar un cortometraje de 20 minutos". Aun así, confía en su talento y afirma que con una historia así "te la tienes que jugar a que el espectador sea capaz de no moverse de la silla en 20 minutos".
Esa ambición sin límites es la que mueve a Andrea Casaseca a tener el sueño de querer ir más allá. "Nos gustaría muchísimo hacer la película, eso es con lo que soñamos", asegura y afirma que hasta los actores le han transmitido la intención de hacerla. "Tengo algo escrito y si esto tiene muy buena acogida en festivales, las productoras se van a interesar".
Esa es la visión de alguien que asegura que el cine lo es "todo" para ella. "Es una forma de ser, no una profesión". "He intentado no dedicarme a esto, pero no puedo, me acabaré dedicando al cine de una manera u otra", vaticina también Andrea Casaseca. Cineasta, zamorana y mujer, que es plenamente consciente también de que "todavía nos queda mucho por hacer".
En este sentido, menciona que "nos queda mucho para que haya mujeres que sigan apostando por mujeres". "Todavía vemos muchos personajes protagonistas femeninos en películas dirigidas y producidas por hombres, pero no vale solamente con la cara A, también es importante lo que hay detrás de la cámara". Añade que "prefiero tener un protagonista masculino, pero que haya un completo equipo femenino detrás". Casaseca apuesta por "romper los moldes" aseverando que "el cine no tienen ada que ver con el género, va de autores".
Con mucho por hacer, pero con las ganas, el talento y la ambición que un corazón zamorano puede albergar, Andrea Casaseca seguirá luchando por sus ideales y por sus sueños, para llegar desde esos veranos que pasaba en Fuentespreadas, a grabar allí un corto que intentará encumbrar a lo más alto de las grandes pantallas a nivel nacional.