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Frente al consumismo del ‘Black Friday’ activistas promueven el ‘Día de no comprar nada’

Consiste en no comprar nada a lo largo de estas 24 horas y, de hacerlo, que sea en comercio local. Con esta iniciativa que se lleva a cabo desde hace casi dos décadas se persigue un consumismo responsable.

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Después del Día de Acción de Gracias cada año llega con más fuerza el ‘Black Friday’ o Viernes Negro, una tradición estadounidense con la que los comercios hacen agresivos descuentos en sus productos y que ha llegado a ser el día de más compras del año. Aunque en los comienzos de esta fecha los descuentos se hacían principalmente en electrónica, a día de hoy son ya todos los sectores los que aprovechan la promoción. Así, son muchos los clientes los que aprovechan la fecha para darse caprichos o incluso adelantar las compras navideñas.

Sin embargo, frente a esta corriente consumista, activistas de todo el mundo promueven a su vez el ‘Buy Nothing Day’, el Día sin Compras, que irónicamente coincide en fecha con el Viernes Negro. Se trata de una iniciativa nacida en Canadá pero que cada vez toma más presencia en el resto de países, gracias al impulso de ONGs. El funcionamiento es sencillo: se trata de una jornada de huelga simbólica de los consumidores en la que durante 24 horas no se hace ninguna compra.

Las razones de esta iniciativa son variadas: hay quienes señalan una forma de protesta contra las industrias y hay quienes se fijan en el modelo de sociedad ‘despilfarrador’ que induce al consumismo compulsivo, al desperdicio de recursos y a la contaminación del medio ambiente. ¿El objetivo? Un consumo más responsable.

Este día se basa en criticar un modelo de producción y consumo fabricado a la medida de las grandes empresas y de sus objetivos para obtener los mayores beneficios. Por eso, en el Día de No Comprar nada se permite una licencia: se pueden realizar compras, siempre y cuando sean en comercio local, no en grandes superficies, de manera que se apoye la economía local a la vez que no se genere un impacto negativo en los recursos naturales ni en la sociedad.

Ecologistas en Acción ha puesto en marcha, como cada año, una campaña que en esta ocasión lleva el lema ‘¿Consumimos felicidad?’. Con ella señalan el consumo compulsivo como un factor de infelicidad humana e invitan “a construir alternativas de consumo transformador que nos pueden ayudar a transformar la sociedad hacia un futuro más justo y sostenible”. Aseguran que el bienestar va más allá de los momentos de satisfacción que ofrece el consumo, por ejemplo, en la recuperación de relaciones sociales y valores como la solidaridad y la cooperación.

Frente a esta crítica, la ONG propone un cambio de modelo “basado en un consumo transformador y responsable con la sostenibilidad socioambiental y el reparto equitativo de la riqueza. Un modelo que también priorice la construcción colectiva, las relaciones comunitarias, la solidaridad y el apoyo mutuo”.

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