Hace unas fechas, el Obispado de Zamora remitía a las parroquias de la diócesis las medidas a tomar para tratar de contener la expansión del coronavirus. Entre las medidas solicitadas estaban la de retirar el agua bendita de las iglesias; celebrar el saludo de la paz con una leve inclinación, sin darse la mano, ni besos; la obligación del que distribuye la Comunión de lavarse las manos antes y después de este momento; y nunca se comulgará en la boca, siempre en la mano.
En cuanto a la celebración de los funerales, durante este tiempo el sacerdote recibirá al difunto en el cementerio, procediéndose en espacio abierto a la acogida cordial de todos y a la posterior inhumación del difunto. No habrá pésame alguno.
A continuación, se irá a la iglesia, a la que accederían, por propia voluntad y de modo responsable la familia estricta del difunto y nadie más, para celebrar la Misa de Funeral. En la Eucaristía Dominical siguiente al funeral, ya con los asistentes habituales de la parroquia, se mencionará al fallecido, en el recuerdo a los difuntos.
El formato de los funerales cambia en Zamora también por la llegada del coronavirus
El sacerdote recibirá al difunto en el cementerio, procediéndose en espacio abierto a la acogida cordial de todos y a la posterior inhumación del difunto. No habrá pésame alguno.
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