La prevención se presenta como la mejor arma para protegernos del sol, sin embargo las cifras siguen alertando de la necesidad de continuar con la labor divulgativa que vienen desarrollando las farmacias. Todo ello con el fin de evitar la aparición de quemaduras solares, manchas cutáneas, envejecimiento cutáneo prematuro y aparición de cáncer de piel. En el caso de los ojos, el sol puede provocar daños sobre la retina, como degeneración macular; la córnea, con la aparición de queratitis; o la conjuntiva, provocando conjuntivitis, entre otros.
El CONCYL y el Consejo General recuerdan que el sol daña la piel más sensible de nuestro cuerpo: la de los ojos; produciendo desde quemaduras perceptibles a corto plazo como conjuntivitis, irritación, enrojecimiento o visión borrosa hasta daños a largo plazo como degeneración macular o cataratas. Por ello, aconsejan proteger los ojos correctamente de la radiación ultravioleta utilizando gafas solares homologadas y siendo especialmente cuidadosos con los niños.
Además, para proteger nuestra piel del sol, es necesario evitar la exposición en las horas centrales del día, aplicar protector solar al menos media hora antes de exponerte al sol y renovarlo cada dos horas, así como no reutilizar el fotoprotector de un año para otro.
Una correcta alimentación y el aporte de fotoprotección oral nos ayudan a protegernos también de los efectos nocivos de los rayos solares. Los protectores solares vía oral son alimentos o complementos alimenticios con productos antioxidantes, bioflavonoides de frutas y verduras que protegen la piel del daño oxidativo y nutrientes como vitamina C, vitamina E, carotenoides como licopeno y luteína, extracto de té verde, ácidos grasos omega-3, astaxantina, CoQ10, resveratrol o selenio, que contribuyen a la fotoprotección celular. No obstante, la fotoprotección oral nunca sustituye a los fotoprotectores de aplicación tópica, sino que los complementa, alcanzándose, así, una protección solar más profunda e integral.