La FAPE solicita al Gobierno que apruebe ayudas urgentes para todos los periodistas y fotorreporteros autónomos, debido a la precaria situación en la que se encuentran por la suspensión de una serie de acontecimientos informativos de todo tipo cuya cobertura suponía una parte fundamental de su remuneración.
Centenares de periodistas y fotorreporteros acogidos al régimen de trabajadores autónomos se han quedado sin trabajo a causa de la suspensión por el coronavirus de acontecimientos políticos, sociales, culturales y deportivos en toda España.
La durísima crisis que padecieron los medios de comunicación durante la recesión de 2008 a 2018 no solo originó la pérdida de más de 13.000 empleos, sino que forzó la conversión de centenares de periodistas y fotorreporteros en trabajadores autónomos, colectivo que, a consecuencia del coronavirus, entra en una fase de máxima precariedad laboral y salarial.
Una de las medidas de urgencia que solicitamos al Gobierno es que, ante la pérdida de los empleos, estudie una forma de compensación en el pago de la cuota fija mensual, a fin de que queden garantizados tanto sus necesidades básicas como sus derechos como trabajadores
En otro orden de cosas, la FAPE pide a las instituciones, partidos políticos y otro tipo de organizaciones que, cuando sea imprescindible convocar una rueda de prensa, se recurra a medios telemáticos para desarrollarla.
A la FAPE han llegado quejas de periodistas que han sido convocados a ruedas de prensa para informar de la suspensión de actos de escasa trascendencia a causa del coronavirus.
Po otra parta, la FAPE llama nuevamente a la rigurosidad en las informaciones y a contrastarlas con fuentes fiables en un tema tan delicado socialmente como es la epidemia del coronavirus. El seguimiento en todo momento de las recomendaciones de las autoridades se hace más imprescindible que nunca ante la proliferación de noticias falsas, bulos y rumores que se propagan por las redes sociales, con un efecto perjudicial porque contagian la sensación de miedo y de pánico
Como señala la Organización Mundial de la Salud, debemos ser responsables, informar con prudencia y sin caer en el sensacionalismo. No promover el pánico. Combatir la desinformación. Ser rigurosos. Y no caer en las explicaciones simples que reducen esta grave epidemia a “otra gripe más”, porque tampoco lo es.
La FAPE reitera su convencimiento de que aquellos medios que informen con veracidad, verifiquen y contrasten las noticias y respeten las normas deontológicas, reforzarán en esa crisis su prestigio y credibilidad, en contraposición a aquellos que apuesten por el sensacionalismo y el amarillismo.