Ha pasado poco más de una semana y en la retina aún perduran las duras imágenes de la devastadora DANA que ha asolado buena parte de la Comunidad Valenciana. Fueron momentos de incertidumbre, miedo y tensión en los que el cielo comenzó a descargar una elevada cantidad de agua. Ahora las gotas que caen son las derramadas por los ojos de quienes se han visto afectados. La peor DANA del siglo ha arrebatado la vida de más de 200 personas.
Aquel martes 29 de octubre, los móviles de Leandro Limorti, Luci Rodríguez y sus hijos, Miriam y Leandro, no pararon de recibir llamadas. La familia, vecina de Castroverde de Campos y residentes de la localidad de Carlet recuerdan cómo fue ese trágico día. En apenas tres horas cayeron 140 litros de agua y cuando parecía que lo peor había pasado, un tornado en el polígono industrial arrancó tres torres eléctricas dejando sin luz a la localidad de poco más de 16.000 habitantes. “El martes se fue la luz en torno a las 15:00 horas y no volvió hasta el miércoles hasta las 23:15. Por suerte tenemos un deposito de agua en la terraza y una cocina de butano para comer y cenar caliente sin problema. Encendimos unas velas para poder ver y allí estábamos, mirándonos los unos a los otros”, apunta Leandro recordando los momentos de incertidumbre que se vivieron en casa.
“Nos quedamos sin batería en los móviles y no teníamos comunicación. Me llamó medio pueblo de Castroverde de Campos para preguntarnos qué tal estábamos, pero se cortaba. Tuve que arrancar el coche para poder cargar el móvil y salir del paso”, sostiene.
Leandro Limorti se considera un afortunado al ver que en Carlet las consecuencias del temporal han sido mínimas. Por suerte, en este municipio valenciano no se han registrado muertes y sus vecinos tampoco han tenido que lamentar pérdidas materiales graves. “Gracias a Dios estamos bien”, apostilla.
Pese a que los daños no han sido numerosos, sí que se han dañado infraestructuras del municipio. El puente que conecta la ciudad con su zona industrial ha cedido ante la presión del agua, obligando a los vehículos a dar un rodeo de 10 kilómetros. Limorti relata que, a pesar de la magnitud de la lluvia, que “llovió lo que no está escrito”, afortunadamente, las aguas no subieron a las aceras. Sin embargo, el desbordamiento del río Magro arrastró maleza y barro, lo que provocó el derrumbe de una parte del puente. “La presión de la caña se paró a los ojos del puente y lo reventó. Nos enteramos de la noticia el miércoles por la mañana". En este punto, el agua del río se desbordó ligeramente y afectó a dos calles. Por suerte, la alcaldesa del municipio, Laura Sáez, se anticipó y restringió el paso de los vehículos por la infraestructura horas antes alertando de la peligrosidad de la situación.
La familia explica que Carlet se sitúa entre el río Seco y el río Magro. Toda la fuerza del agua descargó en La Alcudia, municipio que se encuentra a solo 3,7 kilómetros. Los estragos del temporal en Carlet han sido mínimos si se compara con los pueblos vecinos, aunque aún no han podido ir a comprar “porque las estanterías de los supermercados están vacíos”. “Por suerte, teníamos los congeladores llenos de comida”, apunta Leandro. Los estragos del temporado han dejado destrozo del campo de fútbol de la localidad, el viento levantó el césped artificial y ahora ese espacio es un conjunto de ramas.
El día del violento temporal, su hija Miriam se encontraba en su casa, sin embargo, tuvo que acudir el pasado viernes a su puesto de trabajo para limpiar el destrozo que el temporal había dejado. Ahora, la familia llora por sus amigos de Utiel. “Es una catástrofe, viven en un adosado y la planta baja está para tirarlo todo. Es una ruina”, apunta Leandro, afortunado de que su familia no haya tenido que lamentar ninguna incidencia, y apenado por los estragos que ha dejado este violento episodio a sus amigos.
Una semana después de vivir la peor DANA del siglo, la familia vecina de Castroverde de Campos y residente de Carlet, trata de recomponerse del susto y volver a su vida cotidiana de forma paulatina. Están pendientes del teléfono relatando a sus vecinos del municipio zamorano lo acontecido y también en alerta para ayudar a sus amigos de otras localidades valencianas. La solidaridad y la previsión de los vecinos serán fundamentales en los días que vendrán, mientras todos trabajan juntos para superar esta difícil situación.