La falta de organización y de medios humanos y técnicos, el temor al contagio de familiares y compañeros, o la impotencia por no saber si se estaba infectado por la falta de pruebas de diagnóstico, son situaciones que han provocado miedo, pena, frustración, culpa, agotamiento o ansiedad en los trabajadores. También, una tremenda impotencia al estar con pacientes que han fallecido con su única compañía, sin ningún familiar.
La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) considera que la crisis sanitaria del coronavirus ha dejado al descubierto las deficiencias que existen en materia de evaluación de riesgos psicosociales, un punto fundamental después de que la pandemia haya dejado al borde del colapso a los servicios públicos, y haya provocado una sobrecarga laboral que ha conllevado numerosas bajas por estrés entre los trabajadores y menor capacidad en la atención al usuario.
Durante el desempeño de su función, muchos profesionales han sido objeto de estigmatización por parte de algunos ciudadanos por pertenecer a un colectivo proclive al contagio, como ha sucedido especialmente con trabajadores sanitarios y sociosanitarios. Entre los propios empleados ha habido un miedo generalizado al contagio de familiares y compañeros, confusión y duda sobre cómo actuar y sobre cómo utilizar los equipos de protección individual, o impotencia por no saber si se estaba infectado al no haberse realizado pruebas diagnósticas a todos los trabajadores.
El temor a un repunte de contagios, a que se repitan las escenas más terribles de la crisis sanitaria, y a no contar con los medios de protección y la organización adecuada, son factores de riesgo que provocan un elevado nivel de frustración, culpa, agotamiento o ansiedad.
“Ahora, es prioritario reforzar las plantillas de los técnicos, enfermeros y médicos del servicio de prevención de las administraciones públicas. Así, y de cara a posibles rebrotes o nuevas oleadas de la pandemia de coronavirus, CSIF subraya que se deben realizar evaluaciones de riesgos psicosociales que identifiquen las acciones que son necesarias adoptar, tales como el aumento de plantilla, mejora de organización del trabajo, mejora en la gestión de equipos y liderazgo de los mismos, mejora de los sistemas de información, comunicación y tecnologías de los profesionales, simplificación de los trámites administrativos, dotación de equipos de protección individual, pruebas diagnósticas… De lo contrario, se corre el riesgo de que los trabajadores enfermen y no puedan atender a los ciudadanos en una crisis sanitaria que aún no ha finalizado, y ante una crisis económica que también exigirá la implicación de todos los ámbitos sociales”, explican desde el Sacyl.
SACYL
El sector de Sanidad de CSIF en Castilla y León reclama de manera previa a la incorporación al servicio activo, la evaluación física y psicosocial de los trabajadores del SACYL después de haber padecido COVID-19.
Muchos profesionales sufren secuelas, tanto físicas como psicológicas, después de superar la enfermedad, y CSIF considera que los Servicios de Prevención de Riesgos Laborales no deberían comunicar dicha alta a la Inspección de Trabajo y Seguridad Social sin la realización de una evaluación, ya que en algunos casos deberían continuar con dicha contingencia profesional hasta su total curación física y psicológica. No en vano, una cosa es el resultado del diagnóstico de infección y posible trasmisión del coronavirus y otra la situación en la que se encuentra el trabajador.
Esa valoración psicológica debe hacerse a todo el personal sanitario, y a otros trabajadores de SACYL que atienden a pacientes, como los celadores, especialmente los que se incorporan de bajas derivadas de Covid19 o han estado infectados en algún momento.
Hay que recordar que casi 9.000 profesionales sanitarios de Sacyl se han infectados por covid19. Una cifra supera los 9.000, si se suman los sanitarios de otras ramas, como las residencias de mayores y otros centros asistenciales sociosanitarios.