Publicado en la revista 'Frontiers in Psychology', el estudio analizó a 500 personas a los que les preguntaron su grado de motivación para hacer ejercicio físico y les dividieron, al azar, en dos grupos: uno que tuvo que seguir una cuenta de Instagram llamada '#dinmotivation', y donde se publicaron notas motivadoras cada tres días durante cuatro semanas, y otro que no recibió ningún mensaje de apoyo en la redes sociales.
Las personas en ambos grupos estaban igualmente preparadas para hacer ejercicio después de las cuatro semanas iniciales y continuaron entrenando por igual, si bien cuando se les preguntó lo que habían disfrutado las respuestas fueron distintas. Y es que, aquellas que siguieron las publicaciones de Instagram dijeron que disfrutaban mucho más de su ejercicio que las que no lo hicieron.
Las publicaciones se basaron en la autodeterminación y la teoría de la pasión, es decir, fueron diseñados para dar a las personas un sentido de pertenencia, dominio y autonomía. "Queremos mostrar cómo la influencia de las redes sociales puede ser positiva y utilizarse para promover la salud pública, en lugar de lo contrario", han comentado los investigadores.
Por tanto, los expertos han asegurado que las redes sociales pueden ser un enfoque "bueno y económico" para llegar a las personas con diferentes mensajes sobre el ejercicio y la salud, si se hace correctamente.