La “clase media” sufrirá un profundo impacto por la pandemia ante su “precaria” situación frente a la crisis económica porque “vive al día”, no tiene capacidad de ahorro ni de respuesta ante una paralización de sus ingresos. La sangría además podría ser mucho mayor que en 2008 si la pandemia persiste en el tiempo, porque entonces no se detuvo toda la actividad y si un miembro de una familia fallaba podía aportar otro desde otra ocupación no afectada. “Esta crisis es de consumo y puede producirse una pérdida masiva de empleo peor que en 2008”, advirtió sin querer ser “alarmista” el presidente del Colegio de Economistas de Valladolid, Palencia y Zamora, Juan Carlos de Margarida.
Este experto destaca que el concepto de clase media es totalmente diferente hoy al de los años 60-70, y hace referencia a la suficiencia de las familias para cubrir todos sus gastos que se han multiplicado en la sociedad de consumo. Eso si, su situación es mucho más inestable, está endeudada y puede perder muy fácilmente su estatus.
Y es que la base social con ingresos salariales más precarios tomando como referencia el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) se ha multiplicado en las últimas décadas, si se atiende a las estadísticas de la Agencia Tributaria. El año pasado, en Castilla y León, hubo 377.735 trabajadores que cobraron entre cero y una vez en SMI, que suponen el 38,2 por ciento del total; cuando en 2013, tras un lustro de crisis, había en ese tramo 284.135, el 30,8 por ciento. Viajando atrás en el tiempo, hace dos décadas, en 1999, se enmarcaban en esa situación 234.907 asalariados, el 28,2 por ciento del total, es decir, diez puntos menos que en 2019.
Si se sube un peldaño en los tramos salariales, se constata que el año pasado, 564.646 trabajadores se situaron en un horquilla salarial entre cero y 1,5 veces el SMI, que representan al 57,1, por ciento de los 9987.529 trabajadores, frente a los 329.389 de dos décadas atrás, en 1999, cuando pesaban el 39,6 por ciento de los 831.098.
No obstante, la realidad ha cambiado sustancialmente en estas dos décadas, al igual que el nivel de vida, ya que en 1999, el salario medio estaba en los 12.578 euros, con un SMI fijado en 5.828 euros; en 2013, los sueldos globales medios estaban en 18.246 euros y la percepción estatal en 9.034 euros; y el año pasado, las retribuciones medias alcanzaban ya los 19.811 euros, y el SMI, con unos elevados incrementos, llegaba a los 12.600 euros. Es decir, hoy el SMI es el 63,6 por ciento del salario medio, y hace dos décadas representaba el 46,3 por ciento.
Juan Carlos de Margarida insistió en que “clase media es más un concepto político que una realidad social” y en este ‘saco’ “se mete a mucha gente que realmente no lo está” y que cuando “vienen mal dadas pierde rápidamente el privilegio”.
En el filo
El economista traslada que clase media hoy es un concepto “político”, a su juicio, en una sociedad “completamente diferente” a la de hace unas décadas, con muchas más necesidades y que no solo no ahorra sino que se endeuda porque ya no basta con lo básico. Antes, comentó, las familias pagaban comida y vivienda, vacaciones y además destinaban dinero al ahorro. “Vivían bien cubriendo sus gasto de vida y vacaciones, si las tenían, con una estabilidad”, pero “hoy han aumentado las necesidades y muchas familias que se consideran de clase media se endeudan y si vienen mal dadas pasan a perder todos los privilegios porque no pueden afrontar sus gastos”. De Margarida advirtió de que “una gran parte de la sociedad” se encuentra en esa situación, “en el filo”, y su sostén depende de la estabilidad en los ingresos mensuales, en sus trabajos, pero si fallan, “caen”.
La precaria situación de una importante parte de la sociedad queda reflejada en las cifras que aporta el Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre condiciones de vida, donde se refleja que el 36,9 por ciento de los hogares sufría en 2019 algún nivel de dificultad para poder llegar a fin de mes, un dato que en 2013 alcanzaba el 55,5 por ciento. Asimismo, la tasas de riesgo de pobreza se situó el año pasado en el 12,9 por ciento, lejos del máximo de 2014 tras la anterior crisis, que llegó al 20,4 por ciento.
El INE revela además que un 25,2 por ciento no tenía capacidad para poder afrontar gastos imprevistos, un porcentaje que la crisis financiera y del ladrillo de 2007, alcanzó el máximo en 2010, con un 30,9 por ciento.
Vacuna a todo o nada
De Margarida dejó claro que la crisis actual es de paralización del consumo que es el “motor” y sino se reactiva “todo el mundo empezará a tener problemas” y, repitió, “la pérdida de empleo puede ser masiva”. “La economía se ha parado en un 70 por ciento y sino se reactiva mala pinta tiene esto”, dijo, para advertir de la enorme incertidumbre sanitaria contrae el consumo, aunque “si la vacuna aparece habrá un antes y un después, será un todo o nada”.
Con todo, aún hay margen. Los datos de paro de noviembre, revelan un aumento del desempleo del 16,1 por ciento en un año, con 163.000 parados, cuando el pico tras la crisis de 2007, se alcanzó en febrero de 2013, con 250.354 desempleados (había menos de 120.000 en los inicios de la recesión). Los expedientes de regulación temporal de empleo, sujetan la debacle. Asimismo, de cumplirse la estimación de PIB de la Junta para este año, con una caída “histórica” del 10,1 por ciento, el dato de 2019, con 59.486 millones tras años de recuperaciones desde 2013, se retrotraería a 2015, cuando se situó en 53.283.