Dos siglos del nacimiento de un legado que abraza a la eternidad y una provincia que se vuelca para honrar su memoria

Este 2025 se cumplen 200 años del nacimiento de Ramón Álvarez, probablemente el imaginero más prolífico de la Semana Santa zamorana

Placa conmemorativa en la residencia de Ramón Álvarez en la calle Balborraz de Zamora capital.
Placa conmemorativa en la residencia de Ramón Álvarez en la calle Balborraz de Zamora capital.

Resulta prácticamente imposible pensar en la Semana Santa de Zamora y que no aparezca el nombre de Ramón Álvarez. El zamorano, concretamente natural de la localidad de Coreses, es probablemente el imaginero más prolífico de la historia de la Semana Santa zamorana. Nacido un 22 de septiembre de 1825, de sus manos salieron multitud de imágenes y pasos que cada año recorren las calles de Zamora en su semana más especial.

Ahora, en el año en el que se cumplen doscientos años después de su nacimiento, Coreses le brindará un merecido homenaje con actividades que se prolongarán durante todo el año. Cecilio Vidales, como coordinador de la Comisión Municipal del Bicentenario creada en Coreses, atiende a Zamora24horas para desgranar los entresijos de una programación de homenaje a la figura y memoria de uno de los 'hijos predilectos' de la provincia. 

Asegura que su apuesta "más fuerte" es "hacer una escultura a tamaño natural, porque Ramón Álvarez no tiene ninguna como tal en Zamora y, si tenemos en cuenta que la Semana Santa es el acontecimiento social, cultural, religioso, turístico y económico de Zamora, pues él fue la persona que más ha influido en ella". Y esta escultura, según explica, se encargará de hacerla un escultor de Coreses, David Alonso Cuesta. Aparte de esto, se realizarán numerosas actividades durante todo el año, como puede ser la colocación de varias lonas conmemorativas del bicentenario por el pueblo. 

El centro educativo de Coreses también acogerá diversas actividades "para que participen también los niños y que el conocimiento se extienda y pueda mantenerse, porque hay colegios que tienen obras y no saben que son de Ramón Álvarez", explica Cecilio. Asimismo, durante los meses de julio y agosto, el Centro de Día de Coreses acogerá "una gran exposición" que contará con alrededor de diez obras, con imágenes de las iglesias cercanas a Coreses.

También se llevará a cabo un concurso de escultura en el que colaborarán de manera voluntaria algunos alumnos de la Escuela de Arte de Zamora. Las artes plásticas seguirán a la orden del día con la realización también de un concurso de pintura, además de las aportaciones que cualquier persona quiera realizar.

La programación finalizará el 21 de septiembre. Si bien la efeméride se celebraría el día 22, desde la organización han preferido adelantar la celebración al día 21, puesto que es domingo y será más fácil acudir para los que quieran hacerlo. "Lo celebraremos con una misa de gloria como es natural", manifestaba Cecilio Vidales.

"Estamos en proceso de buscar ayudas porque no se va a hacer cargo de todo el Ayuntamiento de Coreses, sí que tenemos entidades que ya han dicho que sí, pero bueno, estamos en ello", apuntaba Vidales. "Algo bien tuvo que hacer este hombre para que se siga adelante, y nos parece justo que no digan dentro de unos años que pasaron doscientos años y nadie se acordó de él", aseguraba. 

"Hace cien años tuvo que venir Ramón Núñez, un discípulo suyo, y mover él a todas las autoridades zamoranas, y todo a la carrera", explica Cecilio Vidales. "Y esto nos toca a cada uno en nuestro momento, es un sacrificio porque tiene mucho trabajo", añade y matiza que "habrá cosas que no saldrán bien, porque tendrá que ser así, pero nos ha tocado hacerlo y ya está, tenemos que colaborar todos". 

Ramón Álvarez fallecía un 25 de abril de 1889. Aquel ya lejano día moría la persona, pero nacía el mito y se hacía eterno a través de tantas imágenes y pasos que componen su vasta obra y permanecerán para siempre en la retina, los recuerdos y los corazones de tantos y tantos zamoranos. Cada año, ven procesionar estas imágenes, y es inevitable pensar en las manos que un día lo moldearon como si de un don divino se tratara, dejando un legado y una huella en la historia de la Semana Santa y de la provincia de Zamora.

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