Es común ir paseando por el centro de la capital y escuchar una melodía interpretada por un acordeón, y los zamoranos saben que pertenece a alguno de los hermanos Lagutik. Los dos rusos llevan 17 años en Zamora, por lo que se sienten dos ciudadanos más y desean lo mejor para todo el mundo en estas fiestas.
Valery Lagutik aterrizó en Zamora hace 17 años para tocar en la Semana Santa de ese año. Acompañado de su hermano Vitaly, ambos llegaron a la perla del Duero para tocar en la ciudad, pasando, entre otros puntos, por La Alhóndiga. “Me gustó mucho y decidí quedarme aquí”, asegura Valery, quien asegura que dejó elegir a su “corazón”.
Tras regresar a su país para terminar el Conservatorio, este zamorano de adopción volvió definitivamente a Zamora en 2005. Así, con estas de 2020 serán sus decimoséptimas navidades en tierras zamoranas, pocas para él, ya que espera “estar muchas más con los zamoranos”. Sobre su acogida reconoce que fue “muy bien” recibido y que sus vecinos adoptivos “son muy cariñoso” y le hacen encontrarse “como en casa”, así como que cuando no está en la ciudad sí lo está “un trozo” de su corazón.
La pandemia le pilló en Rusia por razones familiares, ya que al intentar regresar no pudo hacerlo por el cierre de fronteras que se vivió desde marzo. “Mucha gente me ha preguntado dónde estaba”, algo que deja clara su fama en la ciudad, y es que regresó el día 21 después de un trayecto Moscú-Barcelona y después Zamora.
“Espero que todo vaya bien y que con la música pueda alegrar un poco estas fiestas”, explica cuando se le pregunta por estas fechas tan marcadas, haciendo hincapié en que “estamos en crisis de esta pandemia y tenemos que estar todos juntos”. “Lo importante es la salud y cumplir todos”, sentencia.
Y es que Valery Lagutik lo tiene claro: su deseo para los zamoranos en 2021 es lo primero salud y luego amor, además que la gente asuma que hay cosas que escapan de uno mismo y se deben afrontar de manera “más ligera”.
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