Llegó el verano a la provincia de Zamora y la población creció exponencialmente. Algo positivo, a priori, para la reactivación de la economía y para todos aquellos que llevaban mucho tiempo sin ver a familiares, pero que en la situación actual debido a la pandemia de Covid-19 está generando algunos problemas entre los profesionales sanitarios.
Uno de los grandes problemas a los que se enfrentan en la actualidad los profesionales con las personas desplazadas tiene mucho que ver con el seguimiento de los casos y el rastreo de los contactos.
Y es que los desplazados sospechosos de Covid-19, una vez realizada la prueba PCR, pueden firmar una declaración responsable y, aun sin saber los resultados de la misma, pueden marcharse a su comunidad de origen o país en el que viven.
Este hecho dificulta, en caso de que la PCR sea positiva, y sobre todo en los foráneos de países extranjeros, acotar los contactos que han tenido durante su estancia en la provincia, además de dejar únicamente a la confianza y a la responsabilidad personal que cumplirán con las medidas establecidas.
Una traba más para frenar la expansión del virus y con la que los profesionales están “atados de pies y manos”, ya que legalmente no se puede obligar al aislamiento y cada uno ejerce su responsabilidad como le parece con lo que ello conlleva.
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