Los investigadores han descubierto que comer una dieta saludable también tiene un efecto beneficioso sobre la audición ya que han comprobad que puede reducir el riesgo de pérdida auditiva adquirida, según una nuev investigación que publican en el 'American Journal of Epidemiology'.
Utilizando datos longitudinales recopilados en el Estudio de Conservación de la Audición del Estudio de Salud de Enfermeras II (CHEARS), los investigadores del Brigham and Women's Hospital, en Boston (Estados Unidos), examinaron los cambios durante tres años en la sensibilidad auditiva y descubrieron que las mujeres cuya alimentación se adhería más estrechamente a los patrones dietéticos saludables comúnmente recomendados, como la dieta para detener la hipertensión (DASH), la dieta mediterránea alternativa (AMED) y el Índice Saludable Alternativo 2010 (AHEI-2010), tenían un riesgo sustancialmente menor de disminución de la sensibilidad auditiva.
"Una percepción común es que la pérdida auditiva es una parte inevitable del proceso de envejecimiento. Sin embargo, nuestra investigación se centra en identificar factores de riesgo potencialmente modificables, es decir, cosas que podemos cambiar en nuestra dieta y estilo de vida para prevenir la pérdida auditiva o retrasar su progresión --explica el autor principal Sharon Curhan, médico y epidemiólogo en la División de Medicina de la Red de Brigham Channing--. Los beneficios de la adherencia a patrones dietéticos saludables se han asociado con numerosos resultados positivos para la salud y comer una dieta saludable también puede ayudar a reducir el riesgo de pérdida auditiva".
Estudios anteriores han sugerido que una mayor ingesta de nutrientes específicos y ciertos alimentos, como los carotenoides beta-caroteno y beta-criptoxantina (que se encuentra en la calabaza, zanahorias, naranjas y otras frutas y verduras), folato (que se encuentra en las legumbres, las verduras de hoja verde y otros alimentos), los ácidos grasos omega-3 de cadena larga (que se encuentran en mariscos y pescados), se asociaron con un menor riesgo de pérdida auditiva autoinformada.
Estos hallazgos revelaron que la ingesta dietética podría influir en el riesgo de desarrollar pérdida auditiva, pero los investigadores trataron de comprender mejor la conexión entre la dieta y la pérdida auditiva al capturar los patrones dietéticos generales y medir objetivamente los cambios longitudinales en las sensibilidades auditivas.
Para hacerlo, los establecieron 19 sitios de pruebas geográficamente diversos en Estados Unidos y capacitaron equipos de audiólogos con licencia para seguir los métodos estandarizados de CHEARS. Los audiólogos midieron los cambios en los umbrales de audición de tonos puros, el volumen más bajo que el participante puede detectar un tono en un oído determinado, en el transcurso de 3 años.
Utilizando más de 20 años de información sobre la ingesta dietética que se recopiló cada cuatro años a partir de 1991, los investigadores investigaron cuánto se parecían las dietas a largo plazo de los participantes a algunos patrones dietéticos bien establecidos y actualmente recomendados, como la dieta DASH, la dieta mediterránea o el Índice Saludable Alternativo 2010 (AHEI-2010). La mayor adherencia a estos patrones dietéticos se ha asociado con una serie de resultados importantes para la salud, incluido un menor riesgo de enfermedad cardíaca, hipertensión, diabetes, accidente cerebrovascular y muerte, así como un envejecimiento saludable.
El equipo descubrió que las probabilidades de una disminución en las sensibilidades auditivas de frecuencia media eran casi un 30 por ciento más bajas entre aquellas cuyas dietas se parecían más a estos patrones dietéticos saludables, en comparación con las mujeres cuyas dietas se parecían menos a los patrones dietéticos saludables. En las frecuencias más altas, las probabilidades eran hasta un 25 por ciento más bajas.
"La asociación entre la dieta y la disminución de la sensibilidad auditiva abarcó frecuencias fundamentales para la comprensión del habla --explica Curhan--. Nos sorprendió que tantas mujeres demostraran disminución de la audición en un período de tiempo relativamente corto".
"La edad media de las mujeres en nuestro estudio fue de 59 años, una edad más joven que cuando muchas personas piensan en hacerse revisar la audición --prosigue--. Después de solo tres años, el 19 por ciento tenía pérdida auditiva en las frecuencias bajas, el 38 por ciento tenía pérdida auditiva en las frecuencias medias y casi la mitad tenía pérdida auditiva en las frecuencias más altas. empeorando considerablemente su sensibilidad auditiva, la pérdida auditiva entre muchos de estos participantes generalmente no se detectaría ni se abordaría".