La campaña tiene como objetivo controlar que estos vehículos de transporte profesional circulan en condiciones "óptimas" de seguridad, al igual que sus conductores, ya que en caso de accidente de tráfico estos son más severos por las masas y dimensiones de los mismos.
Durante una semana, los agentes incidirán en la vigilancia y control de aspectos tales como la velocidad a la que circulan, las horas de conducción y descanso, el tacógrafo, el exceso de peso, los posibles defectos técnicos del vehículo o la seguridad de la carga transportada.
También comprobarán que la documentación del vehículo y del conductor es la correcta, que la conducción no se realiza bajo los efectos de alcohol y otras drogas o que todos los ocupantes del vehículo hacen uso del cinturón de seguridad.
"La vigilancia se realizará en toda clase de vías y a cualquier hora del día, especialmente en aquellas carreteras en las que la intensidad de la circulación de este tipo de vehículos es mayor", ha explicado el Ministerio de Interior.
El Gobierno ha recordado que en 2018 (últimos datos consolidados), los camiones de más de 3.500 kilos estuvieron implicados en 4.302 accidentes con víctimas en los que fallecieron 283 personas. Respecto a los autobuses, estos se vieron implicados en 2.269 siniestros, en los que fallecieron 56 personas.