Durante la madrugada del domingo, el barrio de Rabiche se veía sacudido por un suceso que obligó al desalojo de un total de diez viviendas de titularidad municipal. Y es que estos edificios se vieron afectados por la caída de un muro de contención con tierra y árboles. Si bien no hubo que lamentar ningún herido, los daños materiales fueron cuantiosos.
Se puso a disposición de los afectados alojamiento en la Casa de Ejercicios, sita en la Plaza Arias Gonzalo, aunque ninguno utilizó este recurso. Desde la concejalía de Seguridad Ciudadana se agradecía la disposición y molestia de Miguel Ángel Colino, que estuvo toda la noche pendiente.
En el lugar de los hechos se personaron Policía Municipal y Bomberos, así como servicios técnicos de obras para realizar una primera inspección. Asimismo, durante el domingo se realizaron más inspecciones y se valoraron las posibles decisiones a tomar y líneas de actuación a seguir.
Asimismo, durante la tarde del lunes, en los prolegómenos del Pleno Ordinario del mes de marzo del Ayuntamiento de Zamora, varios vecinos desalojados del barrio de Rabiche acudieron al Ayuntamiento para intercambiar pareceres con la concejala de Servicios Sociales, Auxi Fernández, llegando incluso a asegurar que se sentían tratados "como perros". Tras dirimir entre varias opciones de alojamiento brindadas por el Ayuntamiento y rechazar tanto la Casa de Ejercicios como el Centro de Acogida de Madre Bonifacia, finalmente, fueron realojados en dos hoteles.
La obra de retirada de las más de 300 toneladas de hormigón y escombros ha comenzado durante esta mañana a las en torno a las 08:00 horas, tal y como confirmaba Francisco Guarido durante la tarde de ayer. El alcalde celebraba este hecho como "un éxito después de la tragedia que hemos tenido" y aseguraba que "no se puede actuar más rápido".
Así, ya se trabaja sin descanso para poder dar solución a la mayor brevedad posible a un suceso que ha trastocado la vida de varias familias y decenas de personas que, de la noche a la mañana, se han encontrado sin poder entrar en su casa porque, si bien el riesgo es bajo, no es inexistente por la fuerte presión que las 300 toneladas del muro ejerce sobre los edificios desalojados. Ayuntamiento y vecinos ya se han encomendado en las manos de los profesionales para que esta solución llegue a término a la mayor brevedad posible.
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