La geología de la Península Ibérica continúa deparando sorpresas. Un reciente estudio internacional, que cuenta con la participación de la Universidad de Salamanca (USAL), ha arrojado datos revolucionarios sobre la estructura interna de la corteza terrestre en el noroeste de la Península Ibérica, revelando una anomalía única en el manto terrestre a 70 kilómetros de profundidad, concretamente en la zona de Benavente, en la provincia de Zamora. Este hallazgo es considerado uno de los descubrimientos más importantes de la geología europea en los últimos años.
El artículo de investigación, titulado A crustal-scale section of central and NW Iberia: Deformation mechanisms and transfer during the Alpine compression, acaba de ser publicado en la reconocida revista Gondwana Research, especializada en tectónica y orogénesis. El estudio profundiza en los datos sísmicos obtenidos de los proyectos CIMDEF y ALCUDIA, que han permitido obtener una imagen detallada de la deformación de la corteza ibérica a lo largo del tiempo. Los datos sísmicos recogidos durante estos proyectos han sido procesados para crear un modelo actualizado sobre los mecanismos de deformación que afectaron a la región.
Según la investigadora principal del estudio, Irene de Felipe, miembro del Grupo de Investigación de Geofísica y Tectónica de la USAL, los resultados han desvelado que la estructura geológica del noroeste de la península difiere significativamente de la del Sistema Central, algo que hasta ahora no se había comprendido completamente. La investigación ha mostrado que, en la zona de Benavente, se encuentra una discontinuidad geológica en el manto terrestre que ha sido identificada como "un reflector único en Europa", un hallazgo que ha sorprendido a la comunidad científica.
Este descubrimiento ha sido posible gracias a una técnica avanzada conocida como "Sísmica de fuente controlada", que permite simular pequeños terremotos para obtener imágenes detalladas del interior de la Tierra. A lo largo de este proceso, se instalaron más de 1.000 sensores sísmicos a lo largo de un perfil de 350 kilómetros, que abarca desde la Sierra de Gredos (Ávila) hasta la provincia de Zamora. El análisis de los datos obtenidos ha permitido crear una imagen precisa de la corteza en esta región y comprender mejor los procesos tectónicos que han dado forma al relieve de la zona.
Además de la identificación de la anomalía en el manto, el estudio también ha proporcionado una mejor comprensión de los mecanismos de deformación que han afectado al Sistema Central y la Cuenca del Duero, explicando la diferencia de altitud observada entre la Cuenca del Duero y la Cuenca del Tajo. Esta variación topográfica, que hasta ahora resultaba difícil de justificar, se debe, según los investigadores, a la "acomodación de las dos litosferas" que conforman estas regiones.
El trabajo de los investigadores, liderado por Ramón Carbonell del centro de investigación Geociencias Barcelona (GEO3BCN-CSIC), ha sido clave para entender la estructura del Sistema Central y su relación con el noroeste peninsular. La investigación también ha abordado la contraposición de la topografía entre las cuencas del Duero y del Tajo, revelando la interacción compleja entre la convergencia de placas tectónicas y la deformación de la corteza.
Además de este descubrimiento en Benavente, el estudio ha puesto de relieve otros aspectos importantes de la tectónica peninsular. La investigación indica que la Cordillera Cantábrica presenta una deformación distinta, debido a la interacción de la corteza superior e inferior, mientras que el Sistema Central muestra una deformación más homogénea, con una estructura sólida formada principalmente por rocas ígneas como granitos.
El Sistema Central y la Cordillera Cantábrica se han convertido en puntos clave de la investigación, no solo por sus características geológicas, sino también por su influencia en la topografía y el relieve de la Península Ibérica. Según los expertos, los materiales rocosos presentes en ambas zonas juegan un papel fundamental en los mecanismos de deformación observados, lo que ha permitido establecer un vínculo directo entre los procesos tectónicos y las variaciones altitudinales en la región.
Este proyecto, financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, así como por la Junta de Castilla y León y la Generalitat de Catalunya, ha sido un trabajo multidisciplinario que ha reunido a geólogos, físicos y geofísicos de varias instituciones. Según Puy Ayarza, catedrática de Geología de la USAL, la información obtenida a través de estos estudios es crucial para comprender la evolución geológica de la Península Ibérica y sus implicaciones para la actividad sísmica y la estabilidad del terreno en la región.
El descubrimiento en Benavente es solo el comienzo de una serie de investigaciones que podrían arrojar más información sobre la formación de la Península Ibérica y su relación con los procesos tectónicos globales. Los investigadores esperan que este tipo de estudios continúe avanzando, proporcionando nuevas imágenes y datos que permitan seguir desentrañando los secretos del interior de la Tierra.
Este hallazgo, por su relevancia científica, también pone a Zamora y, en particular, a Benavente en el foco de la investigación geológica de primer nivel, destacando la importancia de la región en los estudios sobre la evolución de la corteza terrestre.
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