La curva epidemiológica del COVID-19 en Castilla y León se aplana e incluso inicia una tendencia descendente desde la aplicación del toque de queda. Así lo ve el secretario del Comité de Expertos de la Consejería de Sanidad en la lucha contra la pandemia, Ignacio Rosell, tras analizar la incidencia de casos nuevos en las dos últimas semanas completas (semanas 44 y 45) en la Comunidad por fecha de diagnóstico.
Se trata de una "noticia esperanzadora, pero aún con muchas reservas", según explica en un 'hilo' en Twitter sobre la evolución de la incidencia acumulada en siete días por cada 100.000 habitantes, referida a semanas completas.
Mientras de la semana 42 a la 43 la curva ascendió de 294,51 a 441,87, en la siguiente el ascenso se quedó en 498,93 y la siguiente bajó a 453,25. Rosell destaca que la "buena noticia", tras el "enorme" crecimiento de semanas previas, puesto que a su juicio en las dos últimas se enlentece el aumento e incluso cambia de tendencia.
Para ello, señala que el aumento de la semana 41 fue del 27 por ciento, mientras en la 42 fue del 16 por ciento y en la 43 del 50 por ciento. En la siguiente, la 44, la subida fue del 13 por ciento y la última, esta que termina, del menos nueve por ciento. Sin embargo, insistió en las "reservas" a esta "buena noticia", porque la incidencia a 14 días por 100.000 habitantes es de 944 casos.
Finalmente, Ignacio Rosell recordó que la presión en las plantas de hospitalización y UCI va a seguir creciendo, con ingresos de los que se infectaron en semanas previas. "No es una tendencia consolidada aún a largo plazo", por lo que pidió no confiarse, ni "lanzar campanas al vuelo". "No se pueden aflojar medidas de contención. Y hay algunas zonas con situación verdaderamente extrema", concluyó.
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La presión en las plantas de hospitalización y UCI va a seguir creciendo, con ingresos de los que se infectaron en semanas previas.
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