Veinticinco minutos y 15 segundos. Es el tiempo medio que la población tuvo que esperar en el último año desde que los servicios de emergencias sanitarias recibieron una llamada de demanda asistencial hasta que el primer recuso llegó al lugar del incidente. Se trata de la cifra récord de los últimos diez años, incluido el de la explosión de la pandemia que cerró el dato con 25.07 minutos, y todo porque a los efectos del virus, que continuaron, se unió la vuelta a la cierta normalidad. Para encontrar una cifra tan elevada, hay que retrotraerse a 2012. En ese ejercicio fueron 23.8 minutos, es decir, 1.35 por debajo del dato del último año, que contrasta con el mejor de la serie, que fue 2017, cuando los servicios de emergencias tardaron 20 minutos, y eso que rompió el techo de los 16 minutos.
Son datos del Observatorio del Sistema de Salud de Castilla y León y de las memorias de la Gerencia de Emergencias Sanitaria consultados por Ical, que arrojan que la sombra del COVID-19 es alargada y que sólo la línea 900 COVID-19 recibió 180.706 llamadas, por encima de las 134.433 de 2020, de las que precisaron intervención el 27 por ciento. Los meses de mayor actividad coincidieron con las mayores incidencias de la tercera y sexta olas, con 17.203 llamadas en enero de 2021 y hasta 30.162 en diciembre. Destaca también el dato de julio, con 35.592 llamadas.
A cierre de 2021, sólo las unidades medicalizadas (UMES) recortaron tiempos respecto a 2020. Tardaron en llegar al lugar requerido 13.35 minutos desde que el recurso fue activado hasta llegar al punto de demanda (descontado el tiempo de la llamada). Está algo por debajo del los 13.44 del año de la pandemia, pero muy por encima del dato de hace seis años, 2016, cuando fueron 11.51 minutos.
Lo cierto es que en la tercera parte de los incidentes, en el 67,88 por ciento de los casos, llegaron en menos de 15 minutos, y en un 22,81 por ciento tardaron entre 15 y 30. El resto, el 9,31 por ciento, superó la media hora.
Los tiempos de las unidades de soporte vital básico fueron similares a los de 2020, con 16.02 frente a 16.03, y los helicópteros medicalizados aumentaron sus tiempos de respuesta en casi dos minutos, al cerrar el año con 26.27, cuando en 2020 lo hicieron con 24.20 minutos.
En el caso de las unidades de soporte vital básico, atendieron casi la mitad de los incidentes, el 44,66 por ciento, en menos de 15 minutos, y el 36,67 por ciento, entre 15 y 30. Sólo un 13,67 por ciento de las llamadas esperaron más de media hora desde que se activo el recurso hasta que llegaron al lugar del accidente.
Por último, los helicópteros atendieron la mitad de los incidentes en más de tres minutos, el 49,36 por ciento, y se demoraron entre 15 y 30 en la otra mitad. En un siete por ciento de los casos recortaron los tiempos por debajo del cuarto de hora.
Los efectos colaterales
2021 fue de los años que mayor número de llamadas de demanda de atención sanitaria recibieron los servicios de Emergencias, por detrás del año de la pandemia. En concreto, sumaron 298.146, cuando en 2020 fueron 352.758. En comparación con el año precedente, 2019, fueron algo más de 29.000 llamadas a mayores.
En la mayoría de los casos, en el 97,02 por ciento, fueron llamadas de demanda asistencial, y el resto, 2,98 por ciento, solicitudes de transporte interhospitalario.
Estos datos arrojan una media de 33,25 llamadas a emergencias por cada 100.000 habitantes, de las que un 23,36 por ciento se resolvieron sin la necesidad de activar ningún recurso móvil. Las unidades medicalizadas atendieron a una media de 3,16 pacientes por cada 100.000 habitantes; mientras que las ambulancias convencionales llegaron a 22,69, y las uvis para transporte interhospitalario, a 1,02 pacientes. Los puntos de atención continuada, a 3,75.
Sólo la línea 900 COVID-19 recibió 180.706 llamadas, por encima de las 134.433 de 2020, de las que precisaron intervención el 27 por ciento. El resto, el 73 por ciento, fueron de tipo informativo.
Accidentes de tráfico
En el año 2020, los servicios de emergencias atendieron 4.887 accidentes de tráfico, con un impacto del 1,45 por ciento en el total de intervenciones. La cifra es menor a otros ejercicios, debido a la menor movilidad por la pandemia.
La mayor parte de las emergencias atendidas se correspondieron con enfermedades del aparato muscular y esquelético - traumatismos (18,8 por ciento), así como enfermedades infecciosas (15,77) y el grupo otros (29,44 por ciento).
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