La gerente de asistencia sanitaria en Zamora, Monserrat Chimeno, ha hecho pública en la revista digital editada por el hospital de Zamora una carta en la que analiza todo lo que hemos vivido estos meses con el coronavirus.
La publicación no deja indiferente a nadie y Chimeno analiza en pocas palabras el transcurso de esta pandemia en Zamora, desde la incertidumbre del inicio, al cambio de nuestras vidas, nuestras emociones y el orgullo de cómo Zamora ha superado esta fase.
Una conmovedora publicación de lectura imprescindible:
Llevábamos meses hablando, oyendo, viendo imágenes sobre algo que, aunque desconocido, se había aparentemente, familiarizado en nuestra vida: el coronavirus. Pero al principio como algo muy lejano (China), luego más cercano (Italia) pero nunca nos creíamos que llegaría y cambiaría de forma tan radical nuestro presente.
Imposible describir los días de marzo, abril y mayo que hemos vivido y que nunca pensamos (ni en la peor pesadilla del peor sueño) vivir.
Imposible describir no sólo los días sino las emociones, los sentimientos que he/hemos vivido, sentido, sufrido y que muchos de los que lean estas líneas entienden perfectamente.
Este virus ha provocado una guerra sin balas, sin tanques, sin bombas, sin destrucción de edificios...pero con todas las consecuencias de la misma: muerte, lesiones, destrucción, pobreza, desolación...
El miedo a lo desconocido, a lo inminente, al final pasó a ser algo secundario porque lo peor ha sido el enfrentamiento a tantos frentes, a tantas batallas...
Todo el personal de la Gerencia de Asistencia Sanitaria de Zamora ha desempeñado un papel esencial en esta crisis y lo tendrá si aparecen nuevos brotes. La mayoría han dejado muchas horas de trabajo, otros, lamentablemente, han dejado su salud e incluso su vida (mi especial mención para ellos y sus familias).
Ya nada será igual... Este virus nos ha hecho trasparentes, ya no engañamos a nadie... ha sacado lo mejor pero también lo peor de cada uno... Hemos visto infinitos comportamientos ejemplares y otros, escasos eso sí, no tanto. La conciencia de cada uno será el juez que dictamine sentencia sobre la actitud que cada uno de nosotros hemos tenido en esta pesadilla.
Y este virus ha venido para quedarse y deberemos aprender a convivir con él porque hasta que haya una vacuna, la única manera de vencerle será una detección precoz, misión a la que estamos todos obligados.
Hemos tenido que modificar nuestros hábitos (distancia de seguridad, higiene de manos...), nuestras instalaciones (dobles circuitos, ampliación de camas, UCIs extendidas...), nuestrosuniformes de trabajo (batas impermeables, buzos, gafas, pantallas, FFP2...), nuestro vocabulario (estado de alarma, covid-19, SARS-CoV-2, pandemia, EPIs...)
Ha tenido que ocurrir esta tragedia para que valoremos las caricias, los abrazos, los besos....el hecho de coger una mano en un trance como el momento de la muerte, el acompañamiento en la enfermedad y en el dolor por la pérdida de un ser querido en un velatorio o en un funeral...
¡Aprendamos la lección! Y no bajemos la guardia... Gracias a la colaboración de TODOS hemos ganado una batalla pero en este momento desconocemos la evolución de esta guerra. Seguro que todo lo vivido nos servirá para afrontar nuevas crisis y superar nuevos retos.
Como Gerente de Asistencia Sanitaria me siento orgullosa de cómo Zamora ha superado esta fase.... sin un engranaje perfecto de todas las piezas no hubiera sido posible. Y quiero manifestar mi infinito agradecimiento a las autoridades de la provincia (Delegación de la Junta, Subdelegación del Gobierno, Alcaldía, Diputación), a los Equipos Directivos (Atención Hospitalaria, Atención Primaria y Gerencia de Salud de Área), a la Escuela de Enfermería de Zamora y, sobre todo a TODOS LOS TRABAJADORES DE ESTA GERENCIA. ¡GRACIAS!
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