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Cómo hablar de la muerte con los niños

A la hora de tratar el tema es necesario tener en cuenta la edad del menor

Imagen de un menor portando una mochila

Cuando fallece un ser querido es inevitable que surja una especial preocupación por cómo explicarle la noticia a los más pequeños y, por ello, la psicóloga experta en duelo de la aseguradora Meridiano Seguros, Nuria Javaloyes, ha destacado la importancia de comunicárselo cuanto antes sin eufemismos y mantener sus rutinas.

"Es esencial que la persona que hable en un primer momento con el niño sea alguien de confianza, preferiblemente uno de los padres, que le diga la verdad graduada y adaptada a su capacidad de entender, pero sin utilizar eufemismos que pueden confundirle. El menor tiene que entender la irreversibilidad de la muerte, pero paralelamente debemos darle cierta esperanza diciéndole que esa persona sigue viva en el recuerdo", ha explicado.

Ahora bien, a la hora de tratar el tema es necesario tener en cuenta la edad del menor. Así, entre los cero y los 2 años, la experta ha aconsejado mantenerle las rutinas, horarios y ritmos, procurándole un entorno de seguridad y estabilidad, cogiéndole en brazos, tocándole muy a menudo y haciéndole sentir a salvo.

De los 2 a los 6 años, es esencial utilizar un lenguaje claro y preciso para contestar a sus preguntas como, por ejemplo, '¿Por qué no viene?', '¿Dónde está?', '¿Tú también te vas a morir?'. "Con nuestras respuestas le ayudaremos a entender que la muerte es irreversible, universal y que tiene un porqué. Debemos evitar utilizar eufemismos como 'se ha ido' o 'está de viaje'", ha argumentado la psicóloga.

Asimismo, de los 6 a los 10 años es "especialmente importante" atender las preguntas del niño, dado que el nivel de sofisticación en su capacidad de razonar es mayor. Además, suele ser a partir de esta edad cuando el niño puede tener la iniciativa de querer participar en los rituales de despedida, por lo que es imprescindible anticiparle en qué va a consistir y permitirle que participe si así lo desea.

"De 10 a 13 años, la transmisión de nuestras experiencias previas facilita a los preadolescentes un modelo fiable de cómo sobrellevar esos momentos y seguir adelante. En esta etapa debemos mostrarnos accesibles y cercanos, respetando sus tiempos y proporcionándoles seguridad para el futuro", ha añadido.

Asumir y conocer las fases del duelo por las que pasará el menor

Por otra parte, la experta ha aconsejado tener en cuenta que las fases son distintas entre adultos y niños, y la intensidad con la que el menor lo procese dependerá de su edad y de su desarrollo emocional y social. Así, las diferentes fases por las que pasa un niño en su proceso de duelo son la protesta, que puede durar varios días; desesperanza; donde puede aparecer el miedo y la culpa; y transformación del vínculo emocional que tenía con esa persona que ya no está y vuelve a la normalidad.

En este punto, la doctora ha insistido en que mantener las rutinas y horarios es una manera de armonizar el mundo interior del niño a través de su mundo externo, siempre con cierta flexibilidad especialmente los primeros días, ya que es posible que necesiten ayuda en sus tareas cotidianas y que experimenten cierta ansiedad al separarse de sus seres queridos al trasladarse a algún lugar.

Finalmente, y ante determinadas circunstancias de carencia afectiva, la experta ha recordado que el proceso del duelo puede suponer un problema para el desarrollo normal del niño, por lo que, si ocurre, ha aconsejado acudir a un psicólogo, y enseñar a los niños a expresar sus emociones y a manejarlas de forma adecuada.

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