Desde que estallase la crisis del coronavirus, no son pocas las personas que han descubierto de la cocina como una de sus virtudes y de sus pasatiempos para que la cuarentena no se haga eterna.
Pero, y muchas veces con el objetivo de eliminar la remota posibilidad de que el virus llegue a las comidas, muchos de los chefs lavan los alimentos antes de cocinarlos o conservarlos en el frigorífico.
Sin embargo, ese gesto de ponerlos debajo del grifo podría hasta contraproducente según qué productos. La OCU pone el ejemplo de cinco alimentos que no se deben lavar antes de cocinarlos o consumirlos:
Huevos
Aunque cueste creerlo por la de veces que están implicados en intoxicaciones alimentarias y porque, a veces, veamos su exterior cubierto de heces o paja, los huevos son uno de esos alimentos que no debes lavar. Ni antes de guardarlos en la nevera, ni cuando vayas a usarlos.
La cáscara de huevo se caracteriza por ser porosa y, además, tiene una fina capa de cutícula que la impermeabiliza e impide que los gérmenes pasen al interior. Si lavas el huevo, podrías eliminarla y entonces las bacterias penetrarían la cáscara.
Ahora bien, hay una serie de cosas que sí debes evitar como, por ejemplo que el exterior del huevo manche el interior al cascarlo; utilizar la cáscara para separar la clara de la yema; o cascar el huevo en el borde del recipiente (sartén, plato, bol) donde vayas a echarlo o comértelo.
Pollo
Hace unos años, la agencia de seguridad alimentaria británica (Food Standards Agency, FSA) hizo un estudio sobre las costumbres de preparación del pollo de la población de Reino Unido y, según sus datos, más del 40 % de la gente lavaba este alimento antes de cocinarlo. Acción que, al parecer, aumenta el riesgo de toxiinfección alimentaria en lugar de reducirlo.
Si quieres asegurarte la inocuidad, es importante que cocines bien el pollo (no lo dejes semicrudo) y que tengas cuidado con la contaminación cruzada. No utilices la misma tabla o los mismos utensilios de cocina que usas para el pollo crudo para manipular otros alimentos.
Filetes de cerdo o ternera
Al igual que pasa con el pollo, los filetes de cerdo y de ternera no deben lavarse. En este caso, se debe a que muchos de los nutrientes, así como los sabores y los aromas podrían perderse con el agua. Cocina bien este tipo de carne y evitarás cualquier posible intoxicación alimentaria.
Setas
Las setas, ya sean silvestres o cultivadas, son también uno de esos alimentos que no debes lavar con agua, ya sea poniéndolas debajo del chorro o sumergiéndolas. Las razones son que pierden mucho sabor y aroma; y, además, cogen mucha agua, lo que hace que no queden bien luego de cocinarlas.
Desde la OCU te recomiendan que limpies las setas pasándoles un trapo húmedo o un cepillo si la tierra esta suelta; peles el sombrerillo en el caso de que esté muy sucio, o bien recortes las zonas más dañadas o estropeadas; las escaldes en agua hirviendo si optas por añadirlas a un guiso; y no comas nunca setas que no hayan sido cocinadas.
Verduras en bolsa
Las verduras que se venden en bolsa (espinacas, acelgas, ensaladas…), independientemente de que sean para cocinar o consumir en crudo, suelen lavarse con algún desinfectante en baja dosis para evitar patógenos, por lo que son bastante seguras. Así que no tiene ningún sentido que las vuelvas a lavar.
Alimentos que sí hay que lavar
En esto de lavar o no un alimento, no existen reglas fijas. Hay que conocer el producto e, incluso, la manera en la que vayamos a prepararlo puede influir en esto. Algunos de los alimentos que sí se deben lavar antes de cocinar o comer son:
– Los pescados con vísceras, para limpiar los restos de las tripas.
– Las frutas y verduras sin envasar y que vayas a consumir con piel o en crudo.
– Las patatas peladas y troceadas, sobre todo si vas a freírlas. De esta forma, eliminas algunos de los azúcares y reduces la formación de acrilamida.
– El arroz, para eliminar el almidón superficial y que el grano quede más suelto. Aunque esto dependerá del plato que vayas a preparar.
– Las legumbres es recomendable ponerlas a remojo, así se les quitan algunos de los componentes que producen más flatulencias y se facilita su cocción.