Este pasado miércoles se celebraba el Día Internacional Contra el Acoso Escolar, fecha en la que es inevitable recordar la importancia de la educación y prevención para evitar más casos de acoso en los colegios.
La Junta de Castilla y León baraja que en 2017 hubo siete posibles casos de acoso, aunque solo uno confirmado, y ningún caso de ciberacoso en Zamora. Pese a ello, los especialistas en la materia explican que esos datos “no son los que realmente son”. Se debe a que el acoso todavía no se denuncia: “lleva el mismo camino que en su día llevó la violencia de género, se sigue culpabilizando a las víctimas porque no se defienden”.
Para determinar esos datos la Junta de Castilla y León tiene en cuenta a los menores que estudien en todas las etapas educativas hasta Bachillerato o ciclos, aunque las nuevas formas del también conocido como ‘bullying’ hacen que, a partir de ciertas edades, el acoso escolar mengüe para dar lugar al ciberacoso. Se trata de una nueva modalidad que ha surgido a raíz de la incorporación de las tecnologías en nuestro día a día y que cada vez toma más peso.
Redes sociales como Instagram y WhatsApp permiten hostigar a una persona durante las 24 horas, 365 días al año. Vejaciones, humillaciones o suplantación de identidad son solo algunos de los malos tratos que sufren algunos niños, haciéndose incluso virales, sin que sus padres o profesores detecten el problema hasta años después, en muchos casos.
¿Qué hacer ante esta situación? “Prevención y educación ante todo”, explican los profesionales, que añaden: “Son chiquillos, muchos de ellos no son conscientes de que esas cosas hacen daño. Hay que hacerles ver que las redes sociales están muy bien pero hay que enseñar a utilizarlas correctamente”.
De ahí la importancia en educar en que deben ser muy conscientes de lo que publican en sus perfiles de redes sociales: “Cuando pones una foto en internet pierdes la potestad de esa foto y aunque lo retires, la huella queda”. Esa información corre el peligro de caer en manos indeseadas.
Los especialistas animan a los padres a vigilar el teléfono móvil de los menores, algo que puede causar conflicto por el derecho a la privacidad de estos, pero que puede ayudar a detectar casos de acoso.