La duodécima edición de la celebración de la Virgen de los Herreros fue en la intimidad y con un acto espontáneo.
Este domingo tenía que haber sido una jornada festiva, como lo ha sido los once años anteriores. La calle de los Herreros atestada de gente, la charanga, los bares llenos de personas y los zamoranos disfrutando durante horas en esta conocida calle de la capital zamorana. Pero el coronavirus ha obligado a variar los planes.
Este domingo la celebración fue espontánea, sin organizar, como un acto en la intimidad. Dos ramos de flores acompañaban a la virgen durante la jornada y la calle contó con pequeños grupos de zamoranos, distanciados, y charlando sobre lo que pudo ser pero no fue.
Los zamoranos que han acudido a la calle los Herreras se han deseado salud y se han emplazado para el año que viene.
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