Aparentar normalidad en una situación atípica. Eso es lo que han pretendido hacer algunos de los vecinos del casco antiguo de la capital zamorana. Habitualmente, el Domingo de Ramos es una jornada especial para esta zona de Zamora, más allá de lo que ya supone esta fecha para todos los niños de la provincia. Y es que en el casco antiguo se desarrolla la bendición de palmas, en el convento del Tránsito, y posteriormente la misa en la Catedral.
Por eso, este domingo algunos vecinos no han querido perder la tradición, aunque en este 2020 la Semana Santa se está viviendo desde casa. Así, el quiosco de Felipe contaba con su decoración especial de Semana Santa, la residencia del Amor de Dios colocaba la rama de laurel en su puerta y unos vecinos de la Rúa de los Francos sacaban al balcón la palma y las telas propias de esta jornada.
Una forma de no perder las costumbres pese al momento histórico, a la vez que delicado, que atraviesa la sociedad.