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Carrascal lamenta que el “saco de promesas incumplidas” del Consistorio siga creciendo

Los vecinos creen que lejos de mejorar, la situación del barrio va a peor, con unos servicios cada vez más limitados que se traducen en una pérdida de población. No obstante, según explican desde la Asociación de Vecinos, en dos años la mitad de las personas que vivían en el barrio han decidido abandonarlo.

La situación del barrio de Carrascal sigue siendo complicada. Las circunstancias derivadas de ser un barrio alejado del centro de la ciudad casi ocho kilómetros le hacen llevar muchos años olvidado por los dirigentes. Después de mostrar su disconformidad con los equipos de gobierno del Partido Popular que durante años rigieron los designios del Consistorio, el barrio celebró el cambio de gobierno en la Casa de las Panaderas. Pero dos años después, la situación no ha mejorado. “Teníamos mucha ilusión puesta en el nuevo gobierno liderado por Izquierda Unida porque cuando estaban en la oposición compartían con nosotros nuestras demandas. Pero la realidad es que seguimos como estábamos, o incluso hemos ido a peor”, lamenta Alfonso Martínez, tesorero de la Asociación de Vecinos del Barrio de Carrascal.

La limitación de servicios es el mayor problema para unos vecinos que ante la falta de alternativas opta por abandonar su residencia en Carrascal para mudarse a otras zonas de la ciudad. “Según el censo que maneja el Ayuntamiento, en los dos últimos años hemos perdido la mitad de los vecinos, y eso se debe en gran parte a la precariedad de los servicios”, expone Martínez. 

Problemas con internet, con el agua, con el vertedero, con la cabaña ovina que todavía opera dentro del núcleo urbano, con la depuradora, con la luz o la baja frecuencia del transporte público son algunos de los mayores inconvenientes que posee este barrio de la capital. “Llevamos demasiado tiempo escuchando promesas, pero se quedan en eso, en humo, porque de momento son todo promesas incumplidas. Venden una cosa a los medios de comunicación y luego no hacen nada. Los vecinos se cansan de esperar y deciden abandonar sus viviendas en Carrascal. Por este camino que vamos, el barrio tenderá a desaparecer”, continúa explicando Alfonso Martínez.

Al margen de los servicios que no terminan de llegar, Martínez también lamenta la dificultad que tienen los representantes del barrio para trasladar a los responsables del Ayuntamiento sus demandas: “La relación con el Ayuntamiento no es todo lo fluida que necesitamos los barrios. La participación ciudadana es muy mejorable y es algo que este equipo de gobierno prometió que haría. En el anterior equipo de gobierno, Ricardo Ferrero siempre estaba disponible, más allá de que le hicieran más o menos caso en su partido, pero localizar al actual concejal de barrios es misión imposible”, sigue explicando el tesorero de la Asociación de Vecinos de Carrascal. Una relación que en la actualidad está rota: “No vamos a ir a más reuniones. Ya no nos creemos nada. Necesitamos hechos. Y no será hasta que nos den soluciones cuando volveremos a sentarnos con el Ayuntamiento”.

Una situación que llega a un punto tan insostenible, que Alfonso Martínez plantea incluso la posibilidad de que Carrascal regrese a ser un pueblo, como era hace más de medio siglo: “Parece que molestamos como barrio de Zamora, porque lejos de mejorar nuestros servicios nos siguen menospreciando, pese a que pagamos los mismo impuestos, incluso más, que zonas más céntricas. Si tan molestos somos, que el Ayuntamiento devuelva a Carrascal su consideración de pueblo. De esa forma pasaríamos a depender de la Diputación y probablemente conseguiríamos más cosas”, espeta uno de los miembros de la junta directiva de la asociación de vecinos de Carrascal que lleva ya seis años luchando por las demandas de los habitantes de esta zona. 

Por último, pone un ejemplo de poca atención al barrio: “Hace más de un año nos pidieron que elaborásemos un proyecto para dar uso a la ingente cantidad de metros cuadrados de suelo municipal que hay en torno al barrio. Nos llevamos seis meses elaborado un proyecto de índole deportiva para dotar a la ciudad de una zona de vela y piragüismo, un rocódromo, y varias instalaciones más, de coste modesto pero seguro que muy atractivas para los vecinos de toda la ciudad. Sabemos que era complicado hacerlo de golpe, pero poner un embarcadero para las actividades acuáticas no creo que fuera algo muy costoso. Lo que más nos duele es que el saco de las promesas incumplidas sigue creciendo y en este caso ni siquiera han respondido a algo que nos pidieron que hiciéramos”, zanja el tesorero de Carrascal, Alfonso Martínez. 

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