Braulio Llamero dejaba de pertenecer este lunes a la formación de Podemos. “En su rumbo actual, ha perdido todas las razones que me atrajeron en su día y que hicieron que, por primera vez, me integrase en un partido”, explica en una carta redactada en su perfil oficial de la red social Facebook el propio Braulio Llamero.
“Por deciros algo, pero sin ganas de hurgar en ninguna herida, nunca he sido partidario de la unidad con IU, no creo en planteamientos de vieja izquierda trasnochada, ni comparto un ápice de las tesis territoriales del partido. Creí en éste cuando se presentaba como mera herramienta que aspiraba a profundos y sensatos cambios, apelando al apoyo de la inmensa mayoría. Nunca he creído en partidos rígidos, capaces de hablar solo a convencidos y que ven a la inmensa mayoría como una masa de ignorantes a la que ha de iluminar una minúscula vanguardia en posesión de todas las certezas”, relata en su carta pública.
El texto ha generado un importante puñado de comentarios, algunos aplaudiendo su decisión y otros lamentando su marcha justo en estos momentos complicados. “Tengo las mismas convicciones que en 2014, pero Podemos se ha transformado en un partido diferente, exclusivamente urbano, sin raíces ni ramas propias en la mayor parte de los territorios, homologable ideológicamente a IU y que carece de mensaje alguno para nuestra tierra y nuestras gentes. Todo eso me deprime, como me deprime que ahora no haya otra aspiración que entrar en el Gobierno, como socio menor de un PSOE que hemos resucitado con nuestras torpezas. Creo que el enorme hueco que detectó Podemos en 2014 sigue ahí y que continúa siendo imprescindible una herramienta de transformación como la planteada en un principio. Pero entiendo que hemos fracasado y que habrá que intentarlo de nuevo, si se hace, desde cero. Quizá planteándolo esta vez de abajo arriba, con calma y sin dejar de tocar tierra”.
En este sentido, añade: “Subrayo lo de “hemos fracasado”, porque he tenido evidentes responsabilidades, tanto a escala local, como autonómica, y pese a tanto esfuerzo, no parece que se haya conseguido nada en términos electorales o de respaldo de la gente en estos ámbitos. Disculpad, pues, mis desaciertos o ignorancias, en la parte que me toque”.
Por último, finaliza deseando mucho ánimo, “tanto a los que se quedan como a los que se están yendo o ya se han ido. Nunca se pierde el tiempo cuando luchas por un sueño. Y el sueño de Podemos, en origen, fue de una potencia impresionante. Personalmente, no estoy dispuesto a pelear por menos”.