La cocina central recoge productos de primera calidad en un muelle de entrada, éstos pasan por un almacén refrigerado –diferente según su naturaleza- y posteriormente son cocinados de una manera tradicional y conservados entre los 5 y 8 grados. La ‘línea fría’ permite conservar la comida entre 5 y 21 días con lo que se amplían las fechas de caducidad.
Finalmente, antes de ser consumidos, los platos se calientan mediante unos modernos carros de termocontacto. Durante este largo viaje alimentario se siguen los más estrictos protocolos de higiene y seguridad. También, la cocina central dispone de otros equipos innovadores como termoselladoras, abatidores, carros de transporte y retermalización, cubetas y barquetas herméticas desechables, entre otros.
La dieta está controlada por una dietista que se encarga de elegir lo más adecuado para los pacientes. Además, también hay pacientes que por sus dolencias necesitan una dieta especial y por eso la comida también se adapta a las necesidades de cada enfermo.
También, la cocina central dispone de otros equipos innovadores como termoselladoras, abatidores, carros de transporte y retermalización, cubetas y barquetas herméticas desechables, entre otros.
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