El ‘sexting’, o el también llamado ‘send nudes’, son términos que hacen referencia al hecho de enviar o recibir fotos, vídeos o mensajes con contenido sexual o erótico a través de cualquier medio tecnológico. Este envío de mensajes y fotografías puede derivar en situaciones de sextorsión, grooming -engaño pederasta- o en patologías como depresión y ansiedad.
Con motivo de la celebración del Día de Internet Segura, y con el objetivo de concienciar a las familias sobre esta situación tan extendida entre los menores, la plataforma Qustodio quiere dar a ver algunos riesgos que los menores pueden sufrir al practicar este tipo de actividad ya que, según diversos estudios, dicha práctica comienza a la edad de los 14 años.
El principal peligro se sitúa en que el menor pueda sufrir sextorsión, es decir, chantaje por parte de otra persona que amenaza en difundir el material para conseguir algo a cambio. Se suele dar cuando la persona ya ha compartido previamente este contenido a su interlocutor, por lo que se trata de una situación más común en parejas. De hecho, el 35% de los menores víctimas de sextorsión afirman que la persona que el chantaje lo llevó a cabo la que era su pareja o expareja, según Save the Children.
Otro de los riesgos es convertirse en víctima del grooming, ya que al realizar el ‘sexting’ por chat o redes sociales con desconocidos, los menores corren riesgo de acabar hablando con un adulto que se hace pasar por un niño con el objetivo de acosarles sexualmente. Se trata de una situación que ha crecido un 410% en España en los últimos años, según cifras de la Fundación Anar, convirtiéndose en la mayor preocupación de las familias españolas en Internet
El tercer problema deriva directamente en la salud. Y es que, según un metaánalisis, existe relación entre practicar esta actividad y sufrir trastornos como ansiedad y depresión. De hecho, los adolescentes que sextean tienen más posibilidades más que el resto de padecer estas patologías
La pérdida de control es otro de estos inconvenientes que uno se puede encontrar, ya que al compartir contenido a Internet nunca se sabe a que sitio web va a terminar o desde que pantalla se va a ver, pues no existe manera de controlar dicha difusión una vez se envía.
Por último, el problema más grave es la responsabilidad penal, pues difundir material explicito de menores vulnera el artículo 189 del Código Penal al considerarse difusión de pornografía infantil, incluso, cuando la persona que lo envía también es un menor. Pero no solo eso, ya que difundir material personal de alguien sin su permiso también vulnera el artículo 197. Por lo que estarían cometiendo un delito no solo por enviar, sino también por reenviar. Aunque no conozcan de nada a la persona y aunque la víctima diera en su día su consentimiento a la grabación.
Apenas catorce años, la edad media a la que los adolescentes se inician en el ‘sexting’
Uno de cada tres jóvenes españoles de 17 años ha intercambiado fotos y vídeos con contenido sexual a través de su móvil, según un estudio. El envío de mensajes y fotografías de este tipo puede derivar en depresión y ansiedad.
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