La vorágine de entrevistas debido al éxito de su último público ha provocado que la agenda de Ángel Martín siga acumulando citas y citas. Son las tres y media de la tarde y Ángel contesta mientras viaja en un taxi y su primer gesto es disculparse por el ruido ambiente propio de quien se encuentra en medio del tráfico.
A pocas horas del estreno de su monólogo '103 voces' en el Ramos Carrión, el propio Martín asegura que esta será su primera vez en Zamora, y si no lo es, su primera vez debió haber sido "hace tanto tiempo" que no la recuerda por lo que será "una nueva primera vez".
A la hora de abordar su brote psicótico, la naturalidad parte de él ya que, a la hora de entrevistarle, el tabú sigue oculto en las preguntas mientras que él pone la alfombra de plata para hablar con total naturalidad del tema, tal y como lo ha plasmado en su libro.
"Nunca he sentido pudor, no soy consciente de ello al menos. He pasado por esta movida y por si sirve de algo no es el final ni mucho menos, y esto es también lo que me llevó a escribir el libro, el poder decir: joder, puedo dar esperanza a la gente que haya pasado por lo mismo, y todo ello me llevó a escribirlo", asegura.
El mismo confiesa que cree que la mezcla de alcohol y drogas que se había apoderado de su vida en los últimos tiempos fue el detonante de su locura, pero que no cambiaría nada. "Si pudiera hablar con mi yo de antes le diría: haz exactamente lo mismo que has estado haciendo", asegura, pero también le advertiría diciéndole al Ángel de antes: "Que hostia te vas a dar, pero que te bien te va a venir", afirma entre risas.
Y es que, para Ángel, volverse loco es una de las mejores cosas que le ha pasado en la vida: "Volverte loco te hace ser mucho más consciente de las cosas, de las decisiones que tomas y te hace estar más atento y alerta. También te lleva a preguntarte el porqué de todo y es jodidamente maravilloso".
Algo no tan maravilloso para la gente de su alredor peri que también le sirvió de aprendizaje. "Las personas del entorno de alguien a quien se le ha pirado la pinza, tiene que entender que nada es personal, que es una persona desubicada y que va a hacer cosas que no se entienden pero que no se lo pueden llevar a lo personal y además que los locos son buena gente".
Sin emabrgo, sí hubo gente a su alrededor que no sé quedo algo que no cabe en el cajón de preocupaciones del protagonista puesto que: "Como en todas las historias hay gente que se va, pero lo que no tiene sentido es perder energía pensando en la gente que se ha quedado atrás".
"El entorno de alguien a quien se le ha pirado la pinza, tiene que entender que nada es personal, que es una persona desubicada y que va a hacer cosas que no se entienden pero que no se lo pueden llevar a lo personal y además que los locos son buena gente"
La locura le ha llevado a reconstruirse por completo, pero no solo en el plano personal. Su punto álgido de fama llegó con el programa ‘Sé lo que hicisteis’ y ahora su nueva faceta de escritor le ha llevado a estar cara a cara con la gente.
“Es algo que nunca había vivido de forma tan cercana, y es muy bonito ver que la gente está ahí. A ver… hay días que no te apetece, pero he aprendido que, si un día estoy rebotado, y me encuentro con alguien por la calle que me quiere saludar, asumo que él no sabe que yo estoy así, y no lo voy a pagar con esa persona, reflexiona entre risas mientas apostilla que: “Puede parecer una tontería, pero antes estoy seguro de que más de uno se ha ido con la sensación de que soy gilipollas”.
Que la gente está ahí es algo más que evidente y es que el cómico llega a Zamora con todas las entradas vendidas para su espectáculo en el que los zamoranos podrán disfrutar de un espectáculo que resume las '103 noches' del confinamiento. "Al principio todos pensábamos que esto iba a ser unos días en los que te iba a dar tiempo a colocar el armarío, pero al final fueron más de cien noches en las que me dió tiempo a pensar de todo y eso es lo que voy a compartir", concluye.